¿Barra libre para los peregrinos en la Praza do Obradoiro? Las redes estallan por el comportamiento de algunos visitantes

Llevas en las suelas de tus zapatos miles de kilómetros. A lo lejos divisas el monumental campanario de la Catedral de Santiago. La meta está ya más cerca. Entras por las calles del casco antiguo de la capital gallega, con paso cansado pero satisfecho por ver que el objetivo está casi cumplido. Y llegas, por fin, y tras varios días de travesía, a la Praza do Obradoiro, el punto y final para los peregrinos que recorren las vías milenarias del Camino de Santiago. Algunos se abrazan con sus compañeros, otros gritan de alegría, otros se arrodillan ante el templo en el que reposan los restos del apóstol... Pero no hay que olvidar que el Obradoiro es, sobre todo, un lugar de tránsito para miles de personas, tanto turistas como vecinos. Unos vecinos que empiezan a alzar la voz ante el cansancio del comportamiento, a veces incívico, de algunos caminantes.

A las canciones a viva voz y en grupo a cualquier hora y por cualquier calle o a la basura que a veces dejan a su paso, al listado de molestias que provocan los peregrinos se suma ahora el comportamiento de algunos en el corazón de la capital gallega. Ante la catedral, pero también ante el Parador de los Reyes Católicos o el Pazo de Raxoi, sede del consistorio compostelano, muchos turistas se inhiben por completo y descansan en la plaza sin cortarse un pelo. También los hay que hacen juegos, ruidosos todos ellos, como amontonar las mochilas y tirarse a la bomba como si fuese una piscina o una colchoneta.

DE PICNIC EN EL OBRADOIRO

El ejemplo que se ha hecho viral en las últimas horas es el de un par de señores que, a pecho descubierto, se sentaron en mitad de la plaza e improvisaron un picnic: bebidas, platos, vasos, cubiertos...no faltaba nada en esa hora del aperitivo. 

"Cada vez que paso por el Obradoiro suelo encontrarme gente de todo tipo pero lo de ponerte de picnic, descalzo, sin camiseta y en el medio y medio ya me parece una sobrada. Qué falta de gusto, de saber estar de todo. Esta gente sobra. Qué mala hostia", comenta el usuario @guille_tort, diseñador e historiador del arte, que publicó la tan sonada imagen. 

Las reacciones de los demás usuarios no se han hecho esperar y algunos tachan este comportamiento de un proceso que definen como "mediterranización" en el que "todo es un bar o una playa", obviando el hecho de que nos encontramos en una zona que es patrimonial y para la que existen algunas normas. 

Esto entronca con la denuncian que vienen haciendo desde hace un tiempo asociaciones de vecinos señalando que la ciudad se está convirtiendo en un "parque temático" para peregrinos. A otros les sorprende que, con el despliegue de seguridad que hay habitualmente en el Obradoiro -la comisaría está a una calle- ningún agente les llamase la atención. 

Por otra banda, están los que consideran que es un tema menor, que se trata de un lugar público, que no están haciendo nada malo más allá de comer y que, si en vez de dos señores con barriga se tratase de jóvenes esculturales, tal vez no hubiesen provocado la indignación de algunos. 

¿ES SOLO TIZA?

No es la única polémica que ha surgido esta semana. Los 3.472 km que marcaron la hazaña de una peregrina quedaron marcados con tiza en el Obradoiro. Sin zapatos, junto a su mochila y con un largo papel, la peregrina posó para inmortalizar su llegada a Santiago. Muchos buscan la instantánea perfecta para presumir en redes de su compostela, pero también esto despierta el malestar de los vecinos. 

"Enhorabuena por haber completado su Camino. Pero, por favor, no ensucie la vía pública. Eso es una plaza de uso público, no su casa", denunciaba la cuenta de 'El barroquista', con más de 190.000 seguidores que siguen las reflexiones de este compostelano historiador del arte y la arquitectura, que recordó que se trata de un Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El usuario comprende que la consecución del Camino es motivo de jubilo, pero que lo que no se puede consentir es que la acción individual de una persona se pueda convertir en costumbre: "Al final el problema es el de siempre: una persona multiplicada por los millones que pasan por ciertos sitios cada año significa que acciones aparentemente inocentes se tengan que terminar prohibiendo, porque el descontrol aparece antes de lo esperado". 

Ejemplos como los miles de candados colgados en las rejas de los puentes parisinos o los miles de chicles pegados en los muros de la casa de Julieta en Verona son una buena muestra de como un mal ejemplo puede convertirse fácilmente en un acto a imitar por miles y miles de personas. La huella y el daño al patrimonio es, entonces, mayúscula. Lo mismo ocurre con las montañitas de piedrecitas que muchos turistas hacen en playas o senderos. 

También aquí surgen voces que insisten en que la tiza no es pintura, que se borra con relativa facilidad, o que la mujer no está haciendo nada que moleste directamente a los santiagueses. En cualquier caso, la normativa prohíbe este tipo de acciones. 

"CASOS AISLADOS"

Desde la Asociación de Municipios del Camino de Santiago comentan a Galiciapress que estamos hablando de "una ruta milenaria recorrida por miles de personas con un comportamiento ejemplar en general". "Los peregrinos que transitan por el Camino demuestran respeto hacia los demás, hacia el entorno natural y hacia el patrimonio cultural que encuentran en su recorrido", reiteran. 

La solidaridad, la hospitalidad, el respeto, la humildad y la tolerancia son "valores" que los que recorren la ruta "promueven", según al organización, que puntualiza que las conductas negativas son "mínimas o anecdóticas" y las comparamos con el número de personas que realizan el Camino. "Estos casos aislados no representan la norma general del comportamiento de los caminantes. Sin embargo, debido a la naturaleza de las redes sociales, estos incidentes pueden amplificarse y dar lugar a una percepción errónea del Camino en su conjunto", consideran.

"El patrimonio arquitectónico y artístico, así como los paisajes naturales y culturales que se encuentran a lo largo del Camino, merecen el respeto de todos, ya sean peregrinos, turistas o residentes locales. Es fundamental mostrar cuidado y preservar estos elementos patrimoniales para las generaciones futuras", razonan desde la entidad, que hacen un llamamiento a los peregrinos a "recorrerlo y disfrutar" de esta "experiencia enriquecedora, llena de historia, cultura y espiritualidad". 

Al hilo de estos sucesos, muchos piden al nuevo gobierno municipales, encabezado por la nacionalista Goretti Sanmartín, mano dura con los peregrinos que caigan en esta clase de comportamientos. La tasa turística, sanciones más severas o la prohibición expresa de comer o descalzarse en la plaza son otras de las reclamaciones de los vecinos, que de un tiempo a esta parte han acuñado términos como 'guarrigrinos' o 'guiripollas' para referirse a los visitantes que no saben comportarse y que alimentan la creciente ola de hostilidad de algunos residentes hacia los turistas, principal motor económico de Santiago de Compostela.