El corporativismo es un mal endémico que padecemos la mayoría de los profesionales españoles, y los jueces no son una excepción.
Todos los periodistas soñamos, como los descubridores de las Américas, con encontrar la ciudad de El Dorado que, en nuestro ‘extraño lenguaje’, se llama la exclusiva, que muchos confunden con 'la primicia' o sea el scoop anglosajón, que es más habitual en nuestra profesión.