​Las Islas Cíes resisten al impacto del coronavirus en el turismo

Aunque parece que a veces nos cuesta creerlo, no hace falta viajar hasta el Mar Caribe o la Polinesia oceánica para encontrar alguno de los rincones más bellos del planeta. Las Islas Cíes, un trocito del paraíso que se encuentra más cerca de lo que pensamos, han sido redescubiertas o directamente descubiertas para muchos este verano, en donde la crisis sanitaria y económica ha obligado a la gran mayoría a replantear sus planes vacacionales y apostar por un turismo de proximidad.

Es en este contexto donde los servicios de compañías navieras a las islas gallegas, que ofrecen rutas a las Islas Atlánticas de Cíes y Ons, se han convertido en un gran aliado para los viajeros nacionales e internacionales que buscan en las playas de arena fina, los acantilados convertidos en espectaculares balcones al Océano Atlántico y los históricos faros que forman parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia su mejor destino vacacional.

VARIOS DÍAS NO QUEDARON PLAZAS LIBRES

De hecho, y pese a la crisis económica derivada de la crisis sanitaria del coronavirus, las Islas Cíes han sido un ejemplo de resiliencia en lo referido al sector turístico, tan golpeado este verano. El número de viajeros que esta época estival han visitado las Cíes, pese a las restricciones sanitarias existentes, apenas se ha visto alterado en comparación con años anteriores.

Como ejemplo, el último sábado de la “temporada alta” –época en la que hay que visitar los islotes con una autorización que expide la Xunta de Galicia–, las Cíes recibieron más de 1.200 visitantes, lo que permite ver cómo los turistas eligieron un destino seguro como el que oferta Galicia para pasar sus días de descanso. En este sentido, los meses de julio y agosto también registraron una gran afluencia de público y en varias ocasiones se llegó al límite de permisos diarios de la Xunta de Galicia.

AÚN HAY BARCOS A CÍES, PERO MENOS

Esta situación no es de extrañar, ya que las muchas rutas de senderismo que existen en la isla y su gran diversidad biológica resultan un atractivo irrechazable para los viajeros. Además, el número de barcos que llevan y traen a los turistas en una gran variedad de horarios, así como las comodidades que ofrecen los buques durante el trayecto, contribuyen a que cada vez más personas se animen a descubrir uno de los tesoros ecológicos ya no solo de Galicia, sino de toda España e incluso de Europa, ya que se trata de un paraje único en el viejo continente.

Ahora, una vez terminada la temporada alta, las visitas a las islas siguen permitidas, si bien ya no es obligatorio el permiso que concede el Gobierno de Galicia y el número de desplazamientos que realizan las navieras merma sensiblemente al disminuir también la demanda y al empeorar las condiciones climatológicas con la llegada del otoño. No obstante, aprovechando los últimos días de sol, no son pocos los que siguen consultando los servicios de las navieras para poder exprimir todas las experiencias que ofrece una de las perlas del Atlántico.