Mark Sangster, experto en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Rochester, cree haber encontrado en una de las enfermedades más habituales del invierno puede ser una de las armas más valiosas contra el coronavirus e incluso en su estudio afirma que la inmunidad contra la COVID-19 puede ser vitalicia.





Este estudio ha visto la luz en las páginas de la revista mBio argumenta que el efecto del coronavirus dependerá de la memoria de las células B, inmunes de larga vida y cuya función es detectar este tipo de patógenos y generar anticuerpos que los combatan. Estas células han podido estar anteriormente en contacto con otro coronavirus menos lesivo y generar anticuerpos capaces de enfrentarse a esta nueva enfermedad desde el primer momento.


"Cuando observamos las muestras de sangre de las personas que se estaban recuperando de COVID-19, parecía que muchos de ellos tenían un conjunto preexistente de células B de memoria que podían reconocer el SARS-CoV-2 y producir rápidamente anticuerpos que podían atacarlo", explica el autor.


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