El asma grave es una forma severa de asma crónica que no responde al tratamiento estándar. Supone un elevado consumo de recursos sanitarios y un gran impacto en la vida diaria. La clave está en un enfoque personalizado, en el que las Unidades de Asma Grave (UAG)juegan un papel esencial.
Sintomatología y consecuencias del asma grave
El asma grave se define por síntomas persistentes: sibilancias intensas, disnea frecuente, tos crónica y limitación al ejercicio. Requiere tratamientos a altas dosis y, a menudo, corticoides orales que pueden derivar en osteoporosis, hipertensión o diabetes. Sin un control adecuado, las crisis pueden ser potencialmente mortales y minan la autonomía emocional y social de quien la padece.
Afortunadamente, Galicia cuenta con una red consolidada de Unidades de Asma Grave (UAG) en sus hospitales de referencia —A Coruña, Ferrol, Santiago, Vigo, Lugo, Pontevedra y Ourense—, que ofrecen un abordaje multidisciplinar y acceso a terapias avanzadas. No obstante, INAG recuerda que profesionales y pacientes reclaman mejorar la continuidad asistencial y garantizar la estabilidad de los equipos, especialmente en enfermería, para evitar demoras en la derivación desde atención primaria y urgencias.
Modelo asistencial versus realidad
El Instituto Nacional de Asma Grave (INAG) presentó el informe INSPIRA, que detecta barreras como el infradiagnóstico y las desigualdades en el acceso a tratamientos biológicos. El documento urge a un modelo equitativo, con reconocimiento institucional de las UAG y planificación territorial, para que cada paciente reciba una atención óptima sin depender de su ubicación.
La Dra. Marina Blanco, neumóloga del Hospital Universitario A Coruña, destaca que el asma grave supone «cargas de dosis altas de fármacos y, en muchos casos, corticoides orales diarios con efectos secundarios relevantes», y subraya el valor de las UAG para precisar diagnóstico, descartar comorbilidades y formar al paciente.
Galicia, a la vanguardia con matices
El Dr. Luis Pérez del Llano, del CHUAC de Lugo, resalta que aquí el acceso a tratamientos biológicos no está restringido y las unidades están ya instauradas en los grandes hospitales. Aun así, pide un plan autonómico que unifique criterios y acelere la llegada a la UAG.
En España existen más de 90 UAG acreditadas por SEPAR y SEAIC, que mejoran el control de la enfermedad, reducen hospitalizaciones y optimizan recursos sanitarios. INAG señala que Galicia ha avanzado, pero el reto es homogeneizar el modelo para que ningún paciente quede rezagado por demoras o falta de información.
Voces del paciente
Irantzu Muerza, presidenta de la Asociación de Asma y Alergia en España, relata años de visitas médicas sin pruebas ni derivaciones: «El diagnóstico fue un alivio y un choque: por fin tratamiento, pero también la certeza de lo que perdía». Denuncia el estigma social y anima a reclamar una atención especializada para vivir con dignidad.
Susana Cabañero, afectada y portavoz de pacientes con poliposis nasal, subraya el impacto de esta comorbilidad: obstrucción nasal, insomnio, ansiedad y aislamiento. «Vives a medio gas, temiendo quedar fuera de un plan por no estar bien», explica, y reivindica el papel de las asociaciones para visibilizar y acompañar.