“Vives a medio gas”, pacientes y médicos piden más recursos para tratar el asma grave
Con motivo del Día Mundial del Asma, el 6 de mayo el Instituto Nacional de Asma Grave (INAG) llama a prestar atención a una enfermedad que afecta al 5 % de los asmáticos lastrando de forma severa la calidad de vida de quienes la padecen.
El asma grave es una forma severa de asma crónica que no responde al tratamiento estándar. Supone un elevado consumo de recursos sanitarios y un gran impacto en la vida diaria. La clave está en un enfoque personalizado, en el que las Unidades de Asma Grave (UAG)juegan un papel esencial.
Sintomatología y consecuencias del asma grave
El asma grave se define por síntomas persistentes: sibilancias intensas, disnea frecuente, tos crónica y limitación al ejercicio. Requiere tratamientos a altas dosis y, a menudo, corticoides orales que pueden derivar en osteoporosis, hipertensión o diabetes. Sin un control adecuado, las crisis pueden ser potencialmente mortales y minan la autonomía emocional y social de quien la padece.
Afortunadamente, Galicia cuenta con una red consolidada de Unidades de Asma Grave (UAG) en sus hospitales de referencia —A Coruña, Ferrol, Santiago, Vigo, Lugo, Pontevedra y Ourense—, que ofrecen un abordaje multidisciplinar y acceso a terapias avanzadas. No obstante, INAG recuerda que profesionales y pacientes reclaman mejorar la continuidad asistencial y garantizar la estabilidad de los equipos, especialmente en enfermería, para evitar demoras en la derivación desde atención primaria y urgencias.
Modelo asistencial versus realidad
El Instituto Nacional de Asma Grave (INAG) presentó el informe INSPIRA, que detecta barreras como el infradiagnóstico y las desigualdades en el acceso a tratamientos biológicos. El documento urge a un modelo equitativo, con reconocimiento institucional de las UAG y planificación territorial, para que cada paciente reciba una atención óptima sin depender de su ubicación.
La Dra. Marina Blanco, neumóloga del Hospital Universitario A Coruña, destaca que el asma grave supone «cargas de dosis altas de fármacos y, en muchos casos, corticoides orales diarios con efectos secundarios relevantes», y subraya el valor de las UAG para precisar diagnóstico, descartar comorbilidades y formar al paciente.
Galicia, a la vanguardia con matices
El Dr. Luis Pérez del Llano, del CHUAC de Lugo, resalta que aquí el acceso a tratamientos biológicos no está restringido y las unidades están ya instauradas en los grandes hospitales. Aun así, pide un plan autonómico que unifique criterios y acelere la llegada a la UAG.
En España existen más de 90 UAG acreditadas por SEPAR y SEAIC, que mejoran el control de la enfermedad, reducen hospitalizaciones y optimizan recursos sanitarios. INAG señala que Galicia ha avanzado, pero el reto es homogeneizar el modelo para que ningún paciente quede rezagado por demoras o falta de información.
Voces del paciente
Irantzu Muerza, presidenta de la Asociación de Asma y Alergia en España, relata años de visitas médicas sin pruebas ni derivaciones: «El diagnóstico fue un alivio y un choque: por fin tratamiento, pero también la certeza de lo que perdía». Denuncia el estigma social y anima a reclamar una atención especializada para vivir con dignidad.
Susana Cabañero, afectada y portavoz de pacientes con poliposis nasal, subraya el impacto de esta comorbilidad: obstrucción nasal, insomnio, ansiedad y aislamiento. «Vives a medio gas, temiendo quedar fuera de un plan por no estar bien», explica, y reivindica el papel de las asociaciones para visibilizar y acompañar.
Escribe tu comentario