La marcha, que partió de la Alameda y culminó en la Plaza del Obradoiro en una jornada de cielos despejados, destacó por su carga simbólica. En recuerdo al "río simbólico" que llegó a la catedral hace un año, los manifestantes recrearon esta vez un bosque autóctono mediante paraguas decorados con hojas de robles y castaños.