Mazazo para la afición celeste. //Fuente: RC Celta


Como el año pasado, el Celta se queda de nuevo en semifinales de Copa, superado por un Alavés que no otorgó concesiones y que se mete en la final por primera vez en sus 96 años de historia.


El balón echó a rodar en Mendizorroza y el Alavés no titubeó. Los vascos salieron a por todas ante un Celta que no carburaba. En los primeros compases del encuentro los blanquiazules apretaron y rondaron la portería de Sergio con peligro. En medio de esta situación adversa el Celta hilvanó una buena jugada finalizada por Iago Aspas en el área alavesa y en la que Pacheco apareció, salvador, para despejar un balón que parecía destinado a convertirse en gol.


Mediado el primer tiempo llegó la réplica local. Ibai lanzó una falta directa al borde del área y envió el esférico rozando la cruceta. La ocasión pareció dar alas al Alavés, que volvió a disfrutar de una fase en la que apretó al Celta. Y de nuevo, cuando más falto de ideas semejaba el Celta, apareció Iago Aspas. El moañés golpeó de primeras un balón suelto intentando sorprender por arriba a Pacheco, adelantado, pero el balón se marchó fuera rozando el larguero.


Tras la reanudación, superioridad del Alavés. El cuadro entrenado por Pellegrino fallaba en la finalización, pero mantenía el dominio y generaba las mejores ocasiones. En el minuto 64 paradón de Sergio para evitar el gol de Ibai. El partido entró en una dinámica intermitente en la que el Celta no lograba encontrar el camino a la portería rival, incapaz siquiera de retener el balón controlado. Y finalmente, después de mucho avisar, el Alavés marcó a diez minutos para el pitido final.


El Celta apretó hasta el último minuto pero el gol no llegó y el equipo celeste se quedó a las puertas de la final de la Copa del Rey.

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