El Celta confía su futuro a Marco Garcés, el relevo de Luís Campos en la dirección deportiva

Llegó a Vigo como gurú del fútbol internacional y se marcha de Balaídos por la puerta de atrás y sin haber convencido a nadie ni de sus métodos ni de su verdadera implicación. La salida de Luís Campos de A Sede ha puesto punto y final a una relación que se las prometía muy felices desde el anuncio de su alianza pero que nunca terminó de cuajar a orillas del Atlántico. El portugués, conocido por ser uno de los grandes descubridores de talentos del fútbol europeo, deja el Celta de Vigo con un bagaje más que cuestionable, unos resultados muy pobres y la evidencia de que ni una sola de sus apuestas salió como estaba prevista. Marco Garcés será su remplazo en la cúpula del club celeste.

Y es que muchos han sido los fichajes de Campos, pero muy pocos los que han convencido. Swedberg, Bamba, Larsen, Carles Pérez, Gonçalo Paciência, Mingueza...muchos jugadores que visten o han vestido la elástica del Celta llevan su sello, pero no todos han triunfado o han estado cerca de hacerlo. Lo mismo ocurre con los entrenadores, ya que hasta cuatro han estrechado la mano de Campos en año y medio. No obstante, fueron los de casa, los canteranos, personificados en Aspas, Veiga y Villar, los que el año pasado volvieron a tirar del carro para lograr la permanencia sobre la bocina. 

Con la salida de Moruiño, su principal valedor, y la llegada de su hija Marian a la presidencia, Campos se había quedado sin muchos argumentos en una entidad que va a la deriva en lo deportivo, en puestos de descenso y con un Rafa Benitez igual de cuestionado. No obstante, desde el club insisten en que la hoja de ruta está marcada y que la seguirán pese a la ausencia de Campos.

Ahora, será el exfutbolista mexicano Marco Garcés el que ausma el timón del mando de operaciones. Garcés viene de tener éxito con Los Ángeles FC de la MLS y goza de experiencia en el fútbol azteca con Pachuca y en el terreno de la captación para grandes como Liverpool o Manchester United. Como director deportivo puede presumir de haber llevado a LA a estrellas como Bale o Chiellini. Su próximo objetivo es un centrocampista capaz de cubrir las carencias de un Celta que cojea por muchas de sus patas. Tiene trabajo por hacer Garcés para mantener al Celta en Primera.