El Celta de Vigo se relame con los millones que le pueden llegar por sopresa desde Italia

Las maltrechas cuentas del Celta de Vigo obligan, año a año, a buscar ingresos extra. Una gran venta, como la de Fer López este verano, o las de Strand Larsen o Gabri Veiga en años anteriores, suele animar las arcas de un club más acostumbrado a vender que a comprar. Sin embargo, este año de regreso a Europa los celestes tuvieron que reforzarse a golpe de chequera, por lo que el margen para peripecias económicas no es muy grande en estos momentos, por lo que se buscan alternativas buenas, bonitas y, sobre todo, baratas. No obstante, hay un jugador del Celta, pero no en el Celta, que puede suponer una sorprendente e inesperada fuente de ingresos. Se trata de Unai Núñez, un futbolista cedido y que está causando buena impresión en su aventura lejos de Vigo.

EN BUSCA DE ESTABILIDAD

La trayectoria futbolística de Unai Núñez es realmente digna de estudio. El defensor de Portugalete ha vivido en una montaña rusa desde su debut en la élite cuando irrumpió en el once del Athletic de Bilabo en la temporada 17/18, compartiendo zaga con Etxeita, Yeray o Iñigo Martínez. Con 20 años era titular en el club de su vida con 33 partidos a la espalda, pero solo un año después su participación cayó a una docena de choques. 

Sin que su rendimiento fuese malo, incluso siendo campeón de Europa sub-21 con España, Unai se cayó de los planes de los leones y pasó cuatro temporadas más de subidas y bajadas hasta que llegó el Celta de Vigo a tirarle un salvavidas a un futbolista que había alcanzado un valor de mercado de 20 millones de euros y que se enfundó la casaca celtiña por unos 7 kilos, lo que estipulaba su precio por aquel entonces -ahora se estima en unos 3 millones-.

En Balaídos, en su primer año, fue el líder indiscutible de la defensa olívica. Al año siguiente tanto Benítez como Giráldez vieron en él un futbolista fiable, pero no imprescindible, lo que lo llevó, de nuevo, a tomar un vuelo a Bilbao como cedido para la temporada 24/25, donde fue siempre el último recurso de Valverde: menos de 1.000 minutos en quince encuentros. 

En el Athletic -ahora se estarán tirando de los pelos por esta decisión ante sus problemas en la zaga- decidieron no ejecutar la opción de compra ni negociar por retener a Unai Núñez, apostándolo todo al regreso de Laporte y a promocionar a algún cachorro de Lezama. En las oficinas del cuadro vigués esperaban deshacerse de su contrato y, sobre todo, de su alto salario, pero daban por perdida una venta. Es en estas que, con la vía a Vizcaya cerrada, apareció el Hellas Verona, un club que ofrecía un proyecto interesante y que necesitaba un central contrastado.

¿SU LUGAR EN EL MUNDO?

Los veroneses han dado tumbos en la Serie A en los últimos años, navegando en media tabla y salvado en ocasiones por los pelos. No obstante, allí parece que ha recuperado su mejor nivel el de Portugalete, cuajando un esperanzador arranque de curso: cuatro partidos, todos ellos de titular y completando los 90 minutos en un Hellas que, aunque cayó goleado contra la Lazio en el Olímpico de Roma, empató en casa del Udine y secó al Cremonese, sensación del Calcio, firmando un 0-0 en su debut como local, además de pasar de ronda en la Copa de Italia.

Las sensaciones entorno a Unai son muy buenas y el Hellas parece ir en línea ascendente. El jugador tiene todavía contrato con el Celta hasta 2027, por lo que este verano tendrán que pensar en A Sede en venderlo a título definitivo. Una buena temporada en Verona le abriría la puerta de un mercado pujante como el de la Serie A, el segundo campeonato que más gastó el verano pasado. 

Si los veroneses mejoran sus registros y completan un buen curso, y Unai demuestra sus prestaciones como gialloblù, los 5 millones que tiene su opción de compra pueden resultar muy seductores para el cuadro dirigido por Zanetti. De momento todos parecen satisfechos con la operación y en Vigo se relamen pensando en que un descarte puede ser una de las grandes ventas del verano que viene.