La nueva huelga en la Justicia puede suspender miles de juicios, pero los procuradores gallegos creen poder evitarla

De enero a marzo la Justicia española vivió una situación de parálisis pocas veces vista. Miles de procesos judiciales se vieron afectados por la huelga indefinida de los Letrados de la Administración de Justicia. Semanas de negociaciones fallidas cristalizaron con un acuerdo el pasado 27 de marzo, después de más de dos meses de protestas. Pese a todo, las aguas están lejos de estar en calma, y ahora son los funcionarios del cuerpo general y especial de Justicia los que animan a un gran parón desde el 17 de abril. Con una nueva huelga sobrevolando la Justicia, los actores de los procesos penales asumen que un nuevo frenazo sería un golpe demoledor para todo el sector, siendo los ciudadanos los principales afectados en cualquier caso. 
 

Pero si un gremio se ha visto especialmente perjudicado en este tiempo es el de los procuradores, funcionarios que, entre sus muchas funciones, está la de velar por la aplicación de la ley, así como emitir su opinión de forma imparcial e independiente. En estos últimos meses, a medida que mermaban el número de notificaciones y escritos, también mermaban sus ingresos. En contrapartida, el atasco judicial estructural y prácticamente crónico de la Justicia en Galicia se incrementó sensiblemente, hasta un 31% solo en el último lustro, marcado también por la pandemia. 

“Muchos asuntos que entren ahora tendrán que esperar muchos meses para poder ser atendidos”, considera José Antonio Fandiño, presidente del Consello Galego dos Procuradores y decano del Colegio de Procuradores de Vigo. Al tiempo, advierte que ya han comenzado a experimentar un efecto rebote, entrando en los últimos días tras el fin de la huelga de los LAJ una gran cantidad de escritos “con el consecuente colapso que esto puede acarrear”. 

“NOS OFRECEMOS A MEDIAR”

Si ya la situación era delicada, la huelga del próximo lunes dibuja un horizonte incierto, porque de prorrogar el parón significaría poner un tapón a la Justicia que tardaría muchos meses en drenar ese atasco. Los procuradores creen que pueden jugar un papel decisivo en las negociaciones y no llegar a ese extremo: “Nos ofrecemos a mediar ante las administraciones y los funcionarios y a buscar soluciones que eviten la huelga”.
 

Fandiño evita valorar las reivindicaciones de los funcionarios del cuerpo general y especial de Justicia ni mucho menos “discutir su derecho a la huelga”, pero insiste en “preservar los derechos fundamentales de todos los ciudadanos a la tutela judicial efectiva y el derecho a un proceso sin dilaciones”. 

No obstante, la propuesta de los procuradores no ha tenido respuesta. Las negociaciones siguen en un punto muerto y el gremio pide buscar “vías alternativas” de cara a solucionar el conflicto, y una de ellas es la mediación que proponen aunque, de no ser fructífera, apuestan por “medidas alternativas”.

Entre las “medidas preventivas” que sugieren está el establecimiento de “un sistema escalonado de trabajo para reducir al máximo el perjuicio de los paros, una medida que ya solicitamos en la anterior huelga de los LAJ”. “El Ministerio es muy proclive a introducir en cualquier norma que se dicta el resolver los conflictos por estas vías, y consideramos que esa es la forma adecuada”, refrenda Fandiño.

LOS IMPRESCINDIBLES “DESCONOCIDOS”

“Ojalá no haya huelga, porque solo en Galicia habría miles de personas afectadas por no poder resolver sus asuntos en los juzgados”, confía. Sin embargo, los propios procuradores han vivido una situación muy compleja en este tiempo, y desde el Consello dicen estar “preocupados por el futuro de nuestra profesión”, una de las más “desconocidas del ámbito jurídico” pero “imprescindible” en un contexto de atasco judicial. 

“Somos una pieza clave para el funcionamiento de la justicia, ya que acompañamos a los ciudadanos, recibimos y firmamos citaciones, emplazamientos o notificaciones, informamos a abogados y clientes y comparecemos en su nombre en las vistas. Además, agilizamos el proceso de justicia, asegurándonos de que los plazos se cumplan”, resume Fandiño sobre sus labores y las de sus colegas. 

Como todos los sectores, los propios procuradores también cuentan con demandas como “el refuerzo de todo el sistema judicial” o “la inclusión de la figura del procurador ejecutivo para reducir los asuntos en trámite a cero”, algo que, como ya ocurrió en Portugal, ayudaría a rebajar la presión sobre la Justicia. Esta sería otra de las “medidas preventivas” que propone el Consello. 
 

MILES DE AFECTADOS…¿Y SUBIENDO?

En el peor de los escenarios, una nueva huelga volvería a dejar a miles de procuradores al borde del precipicio. Solo en Galicia, durante la huelga de dos meses, se dejaron de realizar en torno a 4.000 notificaciones por día, estima el organismo. “Eso son miles y miles de personas, empresas, autónomos que han visto retrasar una solución a los problemas que dependen de los juzgados”, indican. 
 

“No es solo que se hayan suspendido o aplazado más de 9.000 juicios, es que los ciudadanos han dejado de recibir la comunicación (notificaciones) de sus casos en los juzgados. Con un impacto similar una nueva huelga en abril haría perder a la gente, y a los profesionales que trabajamos en la Justicia, tiempo, dinero y el derecho a la tutela judicial efectiva”, explica. 
 

“A nadie le interesa una huelga, ni a las administraciones de Justicia, ni a los funcionarios, ni a los procuradores… Pero hemos de proteger la parte más débil que es el ciudadano que depende de las resoluciones judiciales”, incide Fandiño, que recuerda la importancia de los procuradores en el sistema, “con huelga o sin ella”.