Quemaduras por San Xoán: cómo prevenir, curar y cuándo ir al médico (vídeo)

La noche de San Juan es sinónimo de magia, tradiciones y fuego. Sin embargo, también es una de las fechas con mayor incidencia de lesiones térmicas. La manipulación incorrecta de materiales inflamables, el uso imprudente de petardos o el salto de hogueras sin precaución pueden acabar en quemaduras de diversa gravedad.

Durante estas celebraciones es habitual ver un incremento de visitas a urgencias por este tipo de accidentes, muchos de ellos evitables con medidas simples. La imprudencia, especialmente en personas jóvenes, y el desconocimiento de los primeros auxilios adecuados agravan la situación en algunos casos.

Consejos prácticos para evitar incidentes

Para reducir riesgos, conviene mantener siempre una distancia segura del fuego, no lanzar objetos inflamables, evitar correr cerca de las llamas y controlar a niños y mascotas. Nunca debe encenderse una hoguera con gasolina, alcohol ni otros líquidos acelerantes, ya que generan llamas descontroladas.

Uno de los errores más comunes es confiarse con el entorno. Es recomendable elegir una zona despejada y alejada de árboles, edificios, vehículos o cables eléctricos para encender una hoguera. También es importante no lanzar aerosoles ni objetos que puedan explotar o ser arrastrados por el viento.

El tipo de ropa que se lleva también influye. Lo ideal es usar prendas ajustadas de algodón, ya que las telas sintéticas se inflaman con facilidad. Se debe evitar la ropa holgada, los tacones o el calzado abierto, especialmente si se va a participar en ritos como saltar la hoguera.

Además, conviene llevar a mano un cubo de agua, tierra o un extintor. Apagar bien las brasas antes de marcharse es esencial para prevenir incendios posteriores. Aunque la fiesta continúe, el fuego no debe dejarse sin supervisión hasta que esté completamente apagado.

Primeros auxilios ante una quemadura: lo que debes saber

Si se produce una quemadura, actuar rápidamente puede marcar la diferencia. Lo primero es enfriar la zona afectada con agua fresca durante al menos 15 minutos. Este paso ayuda a detener el daño térmico y a aliviar el dolor. 

Después, es importante quitar anillos, pulseras o ropa si no están adheridos a la piel, ya que la zona puede inflamarse. No se deben reventar las ampollas, pues son una barrera natural contra infecciones. Cubrir la zona con un paño limpio o una gasa estéril protege la piel mientras se decide si es necesario acudir a un centro de salud.

Las quemaduras se clasifican por grados según su profundidad. Las de primer grado causan enrojecimiento y dolor leve; las de segundo grado incluyen ampollas y requieren curas más cuidadosas. Las de tercer grado son graves, suelen provocar insensibilidad en la piel y siempre deben ser valoradas por personal médico.

Cuándo ir al médico y cómo cuidar la piel en casa

Si la quemadura afecta zonas delicadas como la cara, manos, pies o genitales, o si ocupa una superficie amplia del cuerpo, es fundamental acudir a un servicio médico. También si hay signos de infección como fiebre, pus o mal olor, o si la piel presenta un aspecto negruzco, blanquecino o acartonado.

En el caso de quemaduras leves, el tratamiento domiciliario puede ser suficiente. La piel debe limpiarse a diario con agua tibia y jabón neutro, aplicarse crema hidratante o pomadas específicas y protegerse con apósitos estériles. Es importante mantener la zona húmeda y vigilada para favorecer una buena cicatrización.

Evitar el sol directo en la zona afectada durante las semanas posteriores también es clave, ya que puede causar pigmentaciones o retrasa la regeneración. En caso de dolor persistente, se pueden usar analgésicos como paracetamol o ibuprofeno.