#Claves de la semana

Xoaquín F. Leiceaga: “La inmigración permitiría solventar el problema de las pensiones"

Xoaquín Fernández Leiceaga es profesor de Economía en la USC y en 1999 publicaba el artículo "La caída de la fecundidad en Galicia: 1970-1995: Explicaciones desde la Economia". Veinticuatro años después varios puntos señalados en aquel artículo se han cumplido, como el descenso en nacimientos, envejecimiento de la población y un comportamiento de fertilidad ligado a las circunstancias históricas y temporales. Si en los 80 la crisis económica hacía mella en el deseo de tener hijos, veinte años más tarde las circunstancias personales parecen primar más a la hora de tener hijos. Diseccionamos aquella investigación que apuntaba ya ciertos perfiles de la población en Galicia a día de hoy


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Leiceaga


-¿Por qué desarrolló su investigación sobre este período concreto (1970-1995) y cuáles son las diferencias, económicamente hablando, entre la natalidad y la fecundidad?

El artículo se elaboró a finales del siglo pasado y esos eran los datos más actualizados que teníamos. Aparte, pudimos ver que era un momento en que había un cambio significativo en el comportamiento reproductivo en las mujeres en Galicia. La diferencia entre fecundidad y natalidad está en que la primera es más precisa, pues mide el comportamiento reproductivo de un grupo de edad y puedes dividirlo en tramos más cortos, eso permite una aproximación más precisa. El estudio es un trabajo que nace al caer en la cuenta de una caída en los nacimientos en Galicia desde finales de los años 70, además, estaba produciéndose un fenómeno como era el descenso en la intensidad de la emigración, se iba tanta gente como la que volvía, todo esto significaba un cambio de modelo demográfico.


 

-Apunta que el 'baby-boom' en España, entre los años 194 y 1960, no se reflejó en Galicia. ¿Qué motivos hubo para este comportamiento?

El 'baby-boom' fue menos intenso en Galicia por dos razones. La primera, en Galicia ya veníamos arrastrando un régimen de baja fecundidad, incluso dentro del modelo tradicional el comportamiento reproductivo, este estaba influido por altas tasas de soltería y casamientos tardíos lo que disminuía la descendencia. En segundo lugar, las condiciones de vida, que eran muy bajas y un modelo de vida más ligado al medio rural y una tasa de población muy baja en las ciudades.

 

 

 


-¿La emigración entre los años 50 y 70 influiu también en la tasa de fecundidad en Galicia?

Eso influyó más en la natalidad que en la fecundidad. Aquí desciende la proporción entre mujeres y hombres consecuencia de la emigración. ¿Quién emigra? La gente más joven y en términos económicos, la emigración sería como una inversión, cuanto más largo es el período en que puedas rentabilizar esa inversión más fácil es que emigres. Por tanto, si emigra la juventud la base demográfica se reduce. La fecundidad acaba ligada a los que quedan.


 

-La entrada de la mujer en el mercado laboral fue también otro condicionante.

Sí, y tiene importancia porque a partir de mediados de los 1970 se da una mayor incorporación de la mujer al mercado laboral. Esto influyó en los costes y tenencia de hijos. Cuando la mujer se incorpora al mercado laboral hay una relación más directa entre tener trabajo y tener hijos. Las mujeres que trabajan tienen más hijos a partir de cierto momento y si se trata de una pareja donde los dos trabajan, es posible tener más hijos. 


 

-Hubo un incremento de la fecundidad a principios de los 1970 en mujeres menores de 24 años por una bonanza económica. ¿Esta bonanza recogía los frutos del “desarrollismo” franquista de los 1960?

Sí, básicamente, después el fenómeno fue inverso luego de la primera crisis del petróleo en 1973, pero sí, en los primeros setenta se da este fenómeno. Las coyunturas económicas alcistas impulsan los matrimonios y la fecundidad. En aquel momento así fue. 


 

 


 

-El estudio indica que con el paso del tiempo el número de nacimientos fue descendiendo en las ciudades hasta llegar a un equilibrio con los nacimientos en el rural. ¿Qué sucedió para darse esto?

Básicamente que el proceso de transición poblacional reflejado en el artículo se produce de forma más intensa en el mundo urbano que en el rural. Tenemos el proceso de incorporación de la mujer al mundo laboral, más intenso en las áreas urbanas y después hay otro fenómeno donde vemos un ascenso del nivel al que aspiraban los padres para criar a sus hijos. Todo eso tiene más fuerza en el mundo urbano.


 

-Luego habla de la “democratización de la descendencia”. ¿Qué significa esto?

La fecundidad bajaba globalmente pero el número de mujeres que tenían hijos era mayor que antes. Había menos hijos por mujer aunque había más mujeres con hijos. Luego está que la fecundidad es resultado de una decisión consciente a día de hoy. Frente al modelo tradicional donde hay un sistema de control de nacimientos mediante matrimonios más tardíos y otras vías, ahora tenemos un sistema más abierto debido en parte al aumento de las libertades, el uso de anticonceptivos es más fácil, el nivel de formación se eleva y esto facilita el acceso a elementos contraconceptivos. La traducción de todo esto es: las mujeres tienen los hijos que desean tener. 

 

 


 

-¿Cuáles podrían ser las consecuencias de la maternidad tardía que experimentan los países desarrollados con madres a partir de los treinta años en adelante?

Ese fenómeno ya se señalaba hace años, el retraso de la maternidad, aunque hoy en día es más intenso. Posiblemente sea así en el futuro. Sin embargo, cuando le preguntan a gente joven sobre sus perspectivas en relación con la familia, la media sería tener dos hijos pero al final tienen menos. Esto es así por motivos como los altos precios de la vivienda, precariedad laboral, salarios bajos y falta de servicios, aunque hoy es más fácil encontrar una plaza en una escuela infantil. Hoy en día se pusieron en marcha mecanismos para la conciliación familiar y una mayor corresponsabilidad del hombre y la mujer en la crianza de los niños y niñas. A esto se añade que está el hecho de que tener hijos a veces supone un freno para el desarrollo profesional de la mujer y eso a pesar de resortes como son los permisos de paternidad y maternidad. Con todo, sigue siendo muy difícil buscar una solución a esto.


 

-Hablaba del deseo de tener una media de dos hijos, ¿pero que sucedería si las familias optan por tener un único hijo?

Habría una inversión de la pirámide de edades, también podría haber un desequilibrio en el sistema de pensiones y un peso muy elevado del gasto sanitario sobre la población. Entre los mecanismos que permitirían compensar esto estaría la inmigración. Entre 1999 y 2008 entraron casi cinco millones de inmigrantes por la cantidad de puestos de trabajo que no se llegaban a cubrir. Formar parte de un conjunto más amplio, un conjunto solidario, es una ayuda importante.

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