En Galicia, el debate sobre la negociación colectiva continúa marcado por una contradicción de fondo que hace falta abordar con claridad. Mientras desde distintos ámbitos políticos y sindicales se reivindica la necesidad de reforzar el marco autonómico de negociación, la realidad es que Galicia sigue atrapada en una estructura profundamente fragmentada, basada en convenios provinciales desiguales, muchos de ellos caducados o directamente inexistentes que, lejos de fortalecer la clase trabajadora, consolidan la desigualdad territorial.
Los convenios de oficinas y despachos son un ejemplo paradigmático: solo el de A Coruña continúa vigente —caduca en diciembre del 2025—, mientras que en Lugo y Pontevedra llevan más de una década caducados y en Ourense ni siquiera existe. Esta situación deja millares de personas trabajadoras sin un marco actualizado de derechos, sometidas a condiciones obsoletas y carentes de una referencia colectiva común que garantice estabilidad, seguridad jurídica y avances laborales.
El sector textil y el debate sobre el modelo de negociación
Esta misma lógica de fragmentación se reproduce hoy con claridad en el sector del comercio textil, la raíz de la negociación del convenio del sector textil ARTE. Ante este proceso, la CIG y UGT Galicia tomaron postura por la defensa de la prevalencia de los convenios provinciales, llegando incluso a reclamar un acuerdo interprofesional gallego que blinde esa prioridad de aplicación frente a otros ámbitos.
Sin embargo, este enfoque suscita un problema de fondo que no se puede obviar: defender la centralidad de los convenios provinciales sin construir al mismo tiempo un verdadero marco gallego de negociación colectiva perpetúa la atomización. En la práctica, supone consolidar un modelo que solo funciona allí donde existe fuerza negociadora suficiente, dejando fuera a amplias capas de personas trabajadoras.
¿Quien gana con la negociación fragmentada?
Las patronales son las principales beneficiarias de este esquema. La existencia de múltiples convenios provinciales —o directamente su ausencia— les permite jugar con las diferencias territoriales, ejercer presión a la baja sobre los salarios y las condiciones laborales y bloquear cualquier avance homogéneo. La fragmentación no es neutra: es una herramienta que favorece la competencia entre territorios y debilita la capacidad colectiva de negociación.
Pero también existen responsabilidades sindicales. Reivindicar marcos autonómicos en abstracto mientras se defiende en la práctica la prevalencia provincial, incluso cuando esos convenios no existen o llevan más de diez años caducados, es una posición incoherente. En el sector textil, esta contradicción es evidente: mientras se protege el convenio de A Coruña, en Lugo no existe un convenio provincial operativo desde hace más de una década y en las otras provincias las condiciones son claramente inferiores.
La pregunta es inevitable: ¿se está defendiendo un modelo que garantice derechos para todas las personas trabajadoras gallegas o un que preserve el beneficio de unos pocos planteles concretos?
Nuestra posición: desatomizar y construir un acuerdo gallego del textil
Desde la Federación de Servicios de CCOO Galicia defendemos con claridad que la salida no pasa por atrincherarse en convenios provinciales desiguales, sino por avanzar hacia acuerdos gallegos sectoriales fuertes, capaces de unificar condiciones, elevar derechos y evitar desigualdades territoriales.
En el caso del textil, la alternativa es clara: un acuerdo gallego del sector, que tome como referencia las mejores condiciones existentes, las extienda al conjunto del territorio y ponga fin a una situación en que millares de personas trabajadoras quedan excluidas de la negociación colectiva real. No se trata de rebajar derechos, sino de generalizarlos.
Defender únicamente la prevalencia provincial, cuando hay provincias que llevan más de una década sin convenio, no es una estrategia de protección colectiva, sino una forma de aceptar que la desigualdad territorial forme parte estructural del sistema de relaciones laborales en Galicia.
Un debate de modelo sindical y social
La negociación colectiva no es una cuestión técnica ni de identidad: es un debate de modelo de sociedad. O se apuesta por un marco común que garantice igualdad de derechos con independencia del lugar de trabajo, o se acepta una Galicia laboral a varias velocidades, donde los derechos dependen del territorio y de la capacidad de presión puntual.
La atomización es un freno para la clase trabajadora.
La unidad, a través de acuerdos gallegos sólidos y ambiciosos, es la única vía para avanzar hacia una negociación colectiva justa, cohesionada y verdaderamente al servicio del conjunto de las personas trabajadoras en Galicia.
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