Afgano, refugiado, viudo y "con una vida normal": así es el terrorista que asesinó a dos mujeres en Lisboa
Los hechos ocurrieron en la capital portuguesa, en el Centro Ismailita. Hay al menos otras dos mujeres heridas de gravedad.
Un atentado con arma blanca en el Centro Ismaili -una rama del chiismo, corriente del islamismo- se ha saldado con dos mujeres muertas y al menos otras dos heridas graves. Los hechos ocurrieron esta mañana en pleno centro de la capital de Portugal, donde las autoridades lusas han conseguido detener al agresor. Las víctimas son dos mujeres, de 40 y 20 años, profesora de inglés del investigado y compañera de clase del mismo, respectivamente.
Tal y como publica el diario Público el detenido fue trasladado inmediatamente a un centro hospitalario después de ser "golpeado y neutralizado" por los agentes.
Los hechos parecen responder a un ataque de extremistas religiosos, pero la Polícia de Segurança Pública portuguesa mantiene todas las hipótesis abiertas en estos momentos. “La PSP apela a la serenidad y tranquilidad de todos nuestros conciudadanos, habiendo movilizado el personal necesario para la implementación de las adecuadas y urgentes medidas de seguridad”, comunican los agentes tras lo ocurrido.
AFGANO, REFUGIADO, TRES HIJOS...
El primer ministro, António Costa, quiso expresar en un primer momento su "solidaridad y pesar" con las víctimas y con el conjunto de la comunidad ismailita. Mientras, los medios de Portugal han hecho un retrato detallado del detenido, un ciudadano afgano, viudo y con una aparente "vida tranquila", lo que lo habría hecho pasar desapercibido a ojo de los servicios de inteligencia portgueses que velan ante la posibilidad de que algún ciudadano pueda radicalizarse al entrar en contacto con células islamistas.
De hecho, se trata de un hombre que llegó a Portugal procedente de un campo de refugiados de Grecia y acompañado de sus tres hijos menores de edad de nueve, siete y cuatro años. José Luís Carneiro, ministro de Administración Interna lusa, explicó ante los medios que no existían señales de que hubiese que someter a la familia a un seguimiento o control específico.
"Era un ciudadano con una vida bastante tranquila, se beneficiaba del apoyo de la comunidad ismaelí para aprender la lengua, recibir alimentos y el cuidado de los niños", apostilló Carneiro, que calificó lo sucedido en la capital de "acto aislado".
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