Una Atención Primaria que aproveche los recursos a su alcance y no los desperdicie, como se está haciendo ahora con las enfermeras de familia, que en vez de contratarlas para trabajar en los centros de salud, las están obligando a aceptar contratos en otros servicios en los que no son especialistas o a emigrar para poder trabajar en su ámbito, con la consiguiente pérdida de la inversión hecha en estas profesionales, cuya formación cuesta 60.000 € por cabeza.