No se por qué los judíos de 1938 se me parecen demasiado a los niños, mujeres, jóvenes y viejos que se ahogan cada día en el Mediterráneo en unas chalupas que unos negreros les venden a precio de oro para que puedan llegar a la Europa pandémica, pero aun rica y poderosa, en la que ganarse el sustento huyendo de una patria en guerra o de una hambruna atroz.
La ‘Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica’ pide que se mantenga vivo el recuerdo de los republicanos que cayeron a manos de los nazis.