20.000. Es el número de yihadista extranjeros censados a finales de enero de 2015 que habrían entrado en Irak y en Siria para engrosar las filas de la Organización Estado Islámico (en adelante, OEI) y de otros grupos. El espectacular auge de la OEI en esta región y sus repercusiones a escala mundial (coalición internacional, actos terroristas en nombre de la OEI, etc.) obligan actualmente a muchos países europeos a luchar contra un fenómeno de magnitud mundial: la creciente salida de jóvenes y de menos jóvenes que abandonan el país en el que han vivido siempre para dirigirse a lugares donde la extrema violencia convive con una utopía político-religiosa.