Crítica de Sirat, triunfadora en Cannes: desagradable y bella
Tras el estreno a sus vecinos de Navia de Suarna, Laxe mostró hoy su premiada Sirat a la prensa. Lo visto no dejará a nadie indiferente.
“Así como para un lunes por la mañana …”, comentaba una periodista a la salida del pase de prensa de Sirat organizado hoy en la sala Numax de Santiago.
Sirva ese comentario de advertencia. Si lo que buscan es una película grata, la premiada nueva cinta de Oliver Laxe no es su película. Si lo que buscan es un film que les cautive y después les golpee de forma brutal, sin duda lo es.
¿Tendrá éxito una película en la que varias veces el espectador puede sentir deseos de levantarse de la butaca para protegerse emocionalmente? A nivel de crítica, sin duda y con razón. De hecho, Laxe acaba de alcanzar este fin de semana la máxima distinción nunca lograda por un cineasta gallego al conseguir el Premio del Jurado del Festival de Cannes. A nivel de público, está por ver, pues se estrena el próximo 6 de junio, pero no lo tendrá fácil.
Sirat crea una experiencia inolvidable pero no reconfortante. El cineasta juega con maestría con la ingenuidad del espectador, desvelando poco a poco un relato en el que va creando empatía hacia unos personajes idealistas, que buscan en el desierto cosas muy diferentes.
A nivel político -Laxe la define como su filme más político-, Sirat logra desmontar de manera despiadada la vacuidad de parte de la intelligentsia occidental, que a veces busca redimirse en un renacer espiritual, en una forma de vida más conectada a la naturaleza mediante la asimilación de elementos culturales ajenos sin pararse a reflexionar de manera profunda el origen de la espiritualidad de otros pueblos.
Si alguna moraleja se puede sacar a nivel personal, es la importancia de aprender a dejar marcharse, cada uno tiene su propio camino.
Sirat es bella y a la vez agobiante, tanto que en varios momentos puede producir mucho rechazo a aquellas personas sugestionables o sensibles. No es broma, no es para amantes de la música trance y de lo new age. Sirat es para corazones fuertes y, desde luego, no para un lunes por la mañana.
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