Cuando un fenómeno de carácter destructivo como este de los incendios forestales consigue tales dimensiones (40.000 hectáreas de promedio anual, el 25% de la superficie total quemada en España) y presenta tal regularidad (todos los años) bien se puede decir que estamos delante de un gran problema social y sistémico tanto porque afecta a toda la sociedad gallega como porque está relacionado indiscutiblemente con su historia más reciente.
La Xunta alude a la actividad de los incendiarios para justificar la ola de incendios que está asolando la provincia. La gravedad de los fuegos es tal que las brigadas tienen que recurrir a plantar fuego para combatir las llamas de noche. Las lluvias que están empezando a caer en la costa pueden ser la salvación, aunque todavía no han llegado al castigado suroeste gallego.
Los sindicatos CIG, CCOO, CSIF y UGT han presentado una denuncia judicial contra la Consellería de Medio Rural por la supuesta vulneración del derecho a huelga de los técnicos de prevención de incendios. Los organismos sindicales arremeten contra el “esquirolismo patronal” después de la entrega de la dirección de obras a personal fuera de la Administración.
Primero fue un gran incendio florestal en Monterrei, que comenzó en la parroquia de Flariz. Ahora lleva ardiendo cuatro días el vecino municipio de Cualedro, dónde ya se han quemado 1.535 hectáreas, el mayor fuego desde la ola de 2017. Los dos se producen en una comarca, la montaña de la Raia Seca, lastrada por medio siglo de emigración masiva y dónde la lucha contra el fuego es uno de los pocos empleos, temporales, dispobibles.
Según las últimas estimaciones de Medio Rural, el fuego ha afectado a 720 hectáreas, de las cuales 270 pertenecían a superficie agrícola.
Los sindicatos CIG, CC.OO., UGT y CSIF convocan la huelga después de más de 25 meses de tensas negociaciones con la Xunta de Galicia, a la que denuncian por su inmovilismo y ser incapaces de desbloquear esta situación.