Recetas de los Ingenieros de Montes contra los incendios: pastoreo, rozas, quemas preventivas

El Colegio considera fundamental mantener y fomentar las actividades agroforestales tradicionales, como la ganadería extensiva y los cultivos leñosos —entre ellos, la viña o el olivar—, que ayudan a conservar un paisaje en mosaico y a disminuir la acumulación de biomasa. Estas prácticas, según la organización, también contribuyen a fijar población en las zonas rurales y a mantener la actividad económica en los territorios más afectados por la despoblación.

En su propuesta, los ingenieros demandan que las administraciones públicas destinen presupuestos extraordinarios para la prevención de incendios, enfocando las actuaciones en zonas estratégicas. Entre las medidas concretas destacan los tratamientos selvícolas, los desbroces sistemáticos, el pastoreo dirigido y la realización de quemas controladas, acompañadas de una red de áreas cortafuegos, puntos de agua y centros de vigilancia bien situados y mantenidos. A su juicio, todas estas infraestructuras deben formar parte de una estrategia integral que permita actuar antes de que se produzcan los grandes incendios que cada verano arrasan miles de hectáreas.

El colectivo subraya que la Administración debe garantizar la planificación y gestión de los montes públicos mediante planes debidamente redactados, aprobados y ejecutados. También reclama que se implementen modelos simplificados de gestión forestal para los montes privados, con el objetivo de facilitar la implicación de los propietarios en las tareas preventivas. Esto pasa, según los Ingenieros de Montes, por introducir fórmulas de fomento y apoyo técnico que hagan viable la gestión activa en pequeñas propiedades, algo hoy prácticamente inexistente en muchas comarcas debido al minifundismo y a la falta de rentabilidad.

Otro de los puntos fuertes del documento es la necesidad de más recursos humanos y materiales para garantizar el cumplimiento de la Estrategia Forestal Española y de los correspondientes planes forestales autonómicos. En ese sentido, el Colegio propone la creación de un fondo de inversión forestal permanente, cofinanciado por el Estado y las comunidades autónomas, que asegure una financiación estable y continuada para las tareas de prevención, restauración y gestión sostenible. Además, insta a reforzar la colaboración público-privada, canalizando recursos y conocimientos del sector empresarial hacia la conservación y aprovechamiento de los montes.

Entre las herramientas económicas que plantean, los Ingenieros de Montes apuestan por introducir incentivos fiscales a la gestión forestal mediante un Bono Social Forestal, así como ayudas directas para la creación de agrupaciones de propietarios en territorios de minifundio. Su objetivo es dinamizar la gestión activa de las masas forestales y recuperar zonas que sufren el abandono rural. En paralelo, reclaman una simplificación administrativa de los trámites de aprovechamiento y gestión forestal, junto con una apuesta decidida por la digitalización de los procedimientos, que permita agilizar la relación de los gestores con la Administración.

El Colegio también destaca la necesidad de profesionalizar y dignificar las profesiones forestales y de emergencias, así como de evaluar de forma continua la eficiencia de los sistemas de extinción. Aseguran que no todos los territorios deben gestionarse igual, y proponen adaptar tácticas y métodos de prevención y extinción a las características de cada región, clima y tipo de vegetación. En esa línea, consideran prioritario potenciar los grupos especializados en análisis, logística y tecnología, e invertir en los mejores medios técnicos disponibles.

Otra de sus demandas es la mejora de la interoperabilidad entre comunidades autónomas para que los servicios de extinción y emergencias puedan coordinar sus protocolos y sistemas de geolocalización y comunicación. También reclaman un mayor impulso a la I+D+i en gestión forestal y prevención de incendios, aprovechando las oportunidades que ofrecen los nuevos sistemas de sensores, inteligencia artificial y teledetección para monitorizar el territorio y anticipar riesgos.

Uno de los aspectos más sociales del documento es el apoyo que la organización pide para los municipios con menos recursos y las diputaciones provinciales, con el fin de que puedan desarrollar Planes de Actuación Municipal ante Incendios Forestales. Asimismo, abogan por que las urbanizaciones en zonas de interfaz urbano-forestal elaboren Planes de Autoprotección, redactados por técnicos competentes y actualizados de acuerdo con los riesgos reales del entorno. Del mismo modo, insisten en la necesidad de formar a la población en riesgo, fomentando el conocimiento de los protocolos de emergencia en caso de incendio forestal y la responsabilidad social ante el fuego.

El Colegio Oficial de Ingenieros de Montes cierra su documento con un llamamiento a potenciar el sector forestal como motor de desarrollo rural, mediante la valoración de los recursos del monte —biomasa, madera, leña, corcho, resina o frutos—, el estímulo de su demanda y la facilitación de su aprovechamiento.

Consideran que la bioeconomía forestal puede jugar un papel decisivo en la lucha contra el cambio climático, la generación de empleo verde y la fijación de población en el territorio, siempre que existan marcos normativos, económicos y técnicos que lo hagan posible.