Bomberos de Santiago se niegan a "trabajar 72 horas semanales" por la infradotación que busca corregir el Concello

Por primera vez en 104 años, la milenaria Santiago de Compostela, ciudad Patrimonio de la Humanidad, quedó a merced del infortunio sin el escudo que desde 1921 representan los trabajadores del Parque de Bombeiros de la capital gallega, que el lunes se vieron atados de pies y manos por la falta de efectivos. Con solo tres trabajadores en el turno, la operatividad del parque de bomberos quedó anulada al no contar con el número mínimo de operarios, pues con ese capital humano tan reducido no pueden abandonar el parque en caso de emergencia, viéndose obligados a pedir apoyo al 112, de manera que, ante un hipotético incendio, resultaba necesario movilizar a los bomberos de otra localidad para poder prestar asistencia.

72 HORAS SEMANALES

A esta situación crítica no se llega de un día para otro, sino que en el Parque llevan mucho tiempo alertando de la falta de medios en una plantilla con 44 trabajadores para un servicio que debería estar integrado por 60 bomberos. "El Plan de Emergencias de Santiago de Compostela establece doce efectivos por guardia. La realidad es que estamos entre ocho o nueve por guardia", lamentan a este diario desde A.D.C Bombeiros de Santiago de Compostela, que aseguran llevar "años" reclamando una solución. 

Ante las carencias, los parches para alcanzar el número mínimo de trabajadores por turno llegaron con el empleo de horas extras del personal como tónica general. "En el último año llevamos una media por trabajador de 72 horas semanales de trabajo", reprenden desde el Parque de Bombeiros compostelano. A esta circunstancia hay que sumar el impago de estas horas añadidas, pues los apagafuegos recalcan que llevan ya once meses sin que se les abonen las extras. 

"El Concello no nos da una solución a corto plazo", explican, por lo que los bomberos llegaron al extremo de negarse a realizar más horas extra por la carga de trabajo a mayores que suponía y por las dificultades para la conciliación que acarrean. Por eso, en caso de que de manera simultanea se presenten ausencias por baja, descansos o vacaciones, el número de efectivos se ve sensiblemente mermado, llegando a un escenario como el del lunes, donde el Parque estuvo paralizado pese a ser "un servicio esencial" que, así las cosas, "se está manteniendo a base de horas extras, duplicando la jornada laboral". 

Ya el pasado viernes, cuando se declararon dos incendios a la vez en la ciudad, quedó en evidencia la falta de efectivos. Un incendio en una hamburguesería y otro en la estación de tren, ambos en torno a las 22:30 horas, obligaron a movilizar a los efectivos del parque santiagués, pero también a los bomberos de Brión, que tuvieron que desplazarse hasta la capital para ayudar con la extinción. Esta clase de circunstancias, recalcan, supone un "retraso" y "no garantiza la eficacia de la intervención".

Hallar una solución es urgente, puesto que sin cambios, la previsión es que desde las 22 horas del jueves 30 de octubre y hasta las 22 horas del 31 de octubre la situación vuelva a repetirse, con la actividad en el Parque de Bombeiros detenida. Pese a ello, la llamada del deber es más fuerte y reconocen que, aunque el protocolo diga lo contrario, si se da un incendio en la Rúa do Home Santo, a un minuto del parque, asistirían ellos los primeros, "porque es nuestro deber y vocación, sin cumplir ningún protocolo y poniendo en riesgo nuestra integridad". 

"Ningún compañero sería capaz de quedarse en el parque incluso estando solo. Pero los riesgos se multiplican y la eficacia se reduce al mínimo", argumentan, aunque en redes sociales compartieron a modo de crítica la parodia del humorista Rafa Durán, donde ironizaba en medio del incendio de su casa por la falta de bomberos. "Era por si me podían enviar unos bomberos, que me está ardiendo la casa (...) Ah, que no hay disponibles, que cerró el parque (...) Ah claro, no, no, claro, si no hay, no hay", comenta con sorna, enumerando a su vez las arriesgadas labores diaria de estos profesionales. 

 

 

 

 

 

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¿UNA SOLUCIÓN?

Sobre una posible solución, desde el colectivo pasan la pelota al tejado del Pazo de Raxoi: "No depende de nosotros". El Concello está ahora mismo en faena buscando un remedio para cubrir las vacantes y la alcaldesa, Goretti Sanmartín, aseguró tener "garantizada" para esta misma semana "una dotación suficiente" de efectivos en el Parque santiagués.

Al mismo tiempo, la regidora avanzó la convocatoria de una mesa general de negociación con la intención de llegar a acuerdos con la plantilla a fin de "encajar" las demandas de los trabajadores sobre las que el Concello "lleva tiempo trabajando". Por otra banda, limitó el problema de los impagos a "una serie de complicaciones en el departamento de contabilidad" y a una serie de requisitos legales a los que deben responder, pero que quedará solucionado en la nómina de noviembre. 
 

Sobre el proceso abierto para incorporar nueve bomberos más, desde el Parque afirman que conocen la propuesta, pero dicen no saber nada de fechas. En cualquier caso, parece complicado que, a falta de poco más de dos meses para que termine 2025, la solución llegue antes de final de año.

"IRRESPONSABLES POR NO DUPLICAR LA JORNADA MÁXIMA"

Así las cosas, desde el colectivo sostienen que en estos momentos "los ánimos están bajos", porque se trata de un grupo "que trabaja en equipo y la hermandad que hay entre nosotros nos obliga a asistir a los servicios extraordinarios por no dejar a los compañeros colgados". "Pero estamos tirando piedras contra nuestro tejado, porque llevamos años tapando un parche que ya no se puede aguantar mas", razonan sobre un servicio que "no puede sostenerse con 72 horas a la semana". 
 

A renglón seguido, reprochan al gobierno local por calificarlos de "irresponsables". "Irresponsables por no duplicar la jornada máxima, por hacer ver una situación provocada por la gestión de la administración", puntualizan. Con todo, sí dicen sentirse "reconfortados por todo el apoyo de la gente".

Si el panorama no mejora, los bomberos tienen clara la hoja de ruta después de un lunes en el que pretendían "dar a conocer la situación y que los ciudadanos de Santiago sean conscientes de la realidad de su seguridad". Alternativas como protestas o, incluso, la convocatoria de una huelga, están encima de la mesa y no se descartan. La cosa está que arde, y queda la duda de si alguien vendrá o no a sofocarla.