Manifestación de bomberos forestales tras el verano negro: "No puede volver a pasar lo de personal sin experiencia combatiendo el fuego"
Los bomberos forestales exigen a la Xunta un servicio 100% público, estabilidad laboral todo el año y critican la "mala gestión" y la falta de autocrítica tras la peor oleada de incendios del siglo en Galicia.
Las calles de Santiago de Compostela han sido el escenario este jueves de la protesta del personal del Servizo de Prevención e Defensa contra Incendios Forestais (SPIF), que ha marchado para exigir a la Consellería do Medio Rural la consolidación de un servicio "público, digno y con garantías laborales". La movilización, convocada por la CIG, se produce con la resaca de la catastrófica oleada de incendios del pasado verano todavía muy presente, una campaña que los sindicatos tildan de caótica y que la Xunta todavía no ha analizado con la autocrítica que demandan los trabajadores.
La protesta arrancó pasadas las 11.00 horas desde la sede de la propia Consellería do Medio Rural, en San Lázaro, y finalizó frente al complejo administrativo de la Xunta en San Caetano. Encabezados por una pancarta que resumía su demanda principal, 'Por la estabilidad del empleo y unas condiciones de trabajo dignas', los manifestantes entonaron cánticos dirigidos directamente al presidente gallego, como 'Rueda, escucha, bomberos en lucha', además de lemas como 'bomberos forestales, todos iguales', exigiendo el fin de la fragmentación del servicio.
La reclamación más urgente es la estabilidad. Los sindicatos denuncian que la precariedad es la norma en un servicio esencial para Galicia. Según explicaron, el próximo 15 de noviembre está previsto que 983 trabajadores, de un dispositivo total de 2.400 personas, dejen de trabajar al finalizar sus contratos. Los manifestantes reclaman que estos puestos se mantengan operativos durante todo el año, argumentando que la defensa del monte no concluye con la campaña de alto riesgo, sino que requiere de cruciales trabajos de restauración forestal y, sobre todo, de prevención durante el invierno.
Galicia vivió en 2025, según los datos del sistema europeo Copernicus mencionados por los propios trabajadores, la peor oleada de incendios del siglo, que calcinó más de 177.000 hectáreas (cifras que la Xunta rebajaba a algo más de 100.000).
La provincia de Ourense fue la más devastada, con fuegos descritos como "tormentas de fuego" que arrasaron espacios de altísimo valor ecológico, como Pena Trevinc. Este desastre generó un agrio debate político en septiembre, donde la oposición acusó al gobierno gallego de incumplir los acuerdos de prevención alcanzados tras la histórica ola de incendios de 2017.
Quince días después del fin oficial de la campaña, los trabajadores echan en falta un análisis profundo por parte del Gobierno gallego. Así lo señaló Celtia Burgos, secretaria nacional de la CIG-Autonómica, quien, acompañada del bombero forestal Xulio Saiáns, lamentó la ausencia de "ningún tipo de rectificación, autocrítica y ni siquiera dimisiones" tras los graves acontecimientos del verano. La gestión durante la crisis es uno de los puntos más criticados por el personal movilizado.
Los bomberos denunciaron situaciones que consideran intolerables en un servicio de emergencias. Burgos criticó que "no puede volver a pasar" lo vivido este verano, asegurando que hubo "personal sin experiencia, ni información adecuada" que estaba "dirigiendo el fuego o trabajando en las brigadas de extinción". Además, calificó de "inadmisible" que, en plena crisis y con el monte ardiendo, la Xunta contratase a 200 personas para cubrir vacantes que llevaban tiempo sin ocuparse, evidenciando una falta de planificación.
Un modelo "atomizado" frente a la prevención
En el fondo de la protesta subyace una crítica al modelo de extinción de la Xunta. La representante de la CIG criticó que "no se puede soportar" la existencia de un servicio público "atomizado", con contratos precarios que "se realizan en medio de la oleada de incendios" y que impiden que el dispositivo sea "100% profesional". Esta fragmentación, insisten, repercute directamente en la seguridad de los propios trabajadores y en la eficacia de sus intervenciones.
Frente al modelo actual, los trabajadores reclaman una apuesta decidida por la "gestión preventiva" del territorio. "No podemos actuar sobre el cambio climático, podemos actuar sobre cómo es el dispositivo y sobre cómo tenemos el territorio", remarcó Burgos, insistiendo en que la única forma de mitigar los grandes incendios forestales es trabajando los montes antes de que llegue el fuego. Esta visión choca, según los sindicatos, con la política de la Consellería, más centrada en la extinción que en la silvicultura preventiva.
Por su parte, la Consellería do Medio Rural, que no se ha pronunciado sobre la protesta de este jueves, defiende habitualmente su modelo de gestión basado en el PLADIGA (Plan de Prevención e Defensa Contra os Incendios Forestais de Galicia). Este plan, según la Xunta, sí contempla la prevención como un pilar fundamental. Tras los incendios del verano, el presidente Alfonso Rueda también anunció medidas enfocadas a reforzar los medios aéreos y a facilitar la limpieza de las franjas de seguridad alrededor de las aldeas, aunque estas medidas son consideradas insuficientes por los sindicatos.
La marcha concluyó en San Caetano con la lectura de un manifiesto. En él, el personal del SPIF denunció la situación de "abandono, desigualdad y mala gestión" que, aseguran, padece el servicio. La reivindicación final es clara: un servicio "100% público y único" donde todo el personal disfrute de las mismas condiciones laborales, se garantice su seguridad y se respete su "dignidad laboral y salarial".
Que ardan Santiago de Compostela y Madrid
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