El Resurrection Fest Estrella Galicia ha desvelado hoy la primera avanzadilla de su programación para 2026, un anuncio marcado por uno de los nombres más emblemáticos y demandados por su comunidad de seguidores: Iron Maiden. La mítica formación británica volverá al recinto festivalero de Viveiro una década después de su última actuación, dentro de su gira ‘Run For Your Lives’, en la que interpretarán un repertorio con los grandes clásicos de su trayectoria. Su concierto está llamado a ser un momento histórico para la cita musical luguesa.

A este bombazo se une el no menos significativo retorno de Limp Bizkit, que ha elegido el escenario del Resurrection Fest para su única presentación en territorio español durante el año 2026. La banda de nu metal llevaba catorce años sin actuar en el país, por lo que su regreso genera una enorme expectación. Completa el trío de cabezas de cartel de primer nivel la confirmación de la figura transgresora del rock, Marilyn Manson.

Además, Cavalera Conspiracy,  interpretarán de forma exclusiva el legendario disco Chaos A.D. de Sepultura.Cavalera Conspiracy es un supergrupo de heavy metal brasileño-estadounidense originario de Phoenix, Arizona, fundado por los hermanos brasileños Max (voz, guitarra rítmica) e Igor Cavalera (batería, percusión), reconocidos por ser exmiembros de Sepultura y los únicos miembros constantes de la banda. Formado originalmente en 2007 como Inflikted, el grupo cambió su nombre por razones legales. Su creación puso fin a una disputa de 10 años entre los hermanos Cavalera, quienes fundaron Sepultura en los años 80. En 2022, adoptaron el nombre Cavalera para lanzar en 2023 ediciones regrabadas de álbumes clásicos de Sepultura.
 

La nómina de grupos anunciados hoy refuerza el posicionamiento del festival como un evento de exclusividad. Hasta catorce de las formaciones confirmadas ofrecerán su única actuación en España en 2026 dentro del certamen viveirense. Este bloque de artistas únicos incluye a los estadounidenses P.O.D., iconos del nu metal; la vanguardia del death metal con Blood Incantation; y los referentes del hardcore y metal experimental Converge.

Desde Finlandia, The Rasmus presentarán su característico rock melódico, mientras que la nueva generación del metalcore estará representada por Imminence y Thrown. El cartel también incluye a los pioneros del metalcore alemán Caliban y a sus compatriotas Feuerschwanz, famosos por su energético folk metal. La representación internacional se completa con los japoneses Man With A Mission, conocidos por su mezcla de rock y una imagen singular, y los islandeses The Vintage Caravan, que traerán su potente rock psicodélico.

 También está prevista la actuación de Trivium, uno de los grupos más populares entre el público habitual del festival.

El hardcore más contundente llegará de la mano de Get The Shot, mientras que House of Protection tendrá en Viveiro su única actuación en un festival español, una muestra del apoyo del evento a las propuestas emergentes de calidad. Esta política de programación busca satisfacer los gustos de un público heterogéneo y conocedor, consolidando una oferta musical que trasciende las corrientes más comerciales. 

Polémica en el Resurrection Festival por los vínculos de su matriz con Israel

El Resurrection Fest de Viveiro (Lugo), uno de los festivales de heavy metal más importantes de España, atraviesa una fuerte polémica tras conocerse los vínculos indirectos de su matriz empresarial con Israel. La controversia, que comenzó a principios de 2025, ha provocado cancelaciones de bandas y un intenso debate en redes sociales, con miles de usuarios reclamando una posición pública del festival frente al conflicto en Palestina.

El origen de la polémica se remonta a 2024, cuando el fondo de inversión estadounidense Kohlberg Kravis Roberts (KKR) adquirió por unos 1.400 millones de euros Superstruct Entertainment, la plataforma que controla o tiene participaciones en decenas de festivales europeos y españoles, entre ellos el Resurrection Fest. El fondo es uno de los gigantes del capital riesgo a nivel internacional y su desembarco en el negocio musical fue interpretado en su momento como un paso para consolidar la industria tras los años de crisis por la pandemia.

Lo que en un inicio parecía una operación más en el mercado de los festivales se convirtió en objeto de debate político y social cuando activistas señalaron que KKR mantiene inversiones en Israel y en empresas vinculadas a la política de ocupación israelí en Palestina. Estas acusaciones generaron un efecto dominó que alcanzó a los eventos que dependen de Superstruct, incluido el festival gallego.

Los críticos destacan que KKR, a través de su participación mayoritaria en Axel Springer, está implicado en el negocio inmobiliario en territorios palestinos ocupados. Plataformas como Yad2, propiedad del grupo alemán, ofrecen viviendas en asentamientos ilegales según el derecho internacional. Además, el fondo destina capital a empresas israelíes de ciberseguridad y a centros de datos en ciudades estratégicas como Petah Tikva, que estarían ligados al desarrollo tecnológico de Israel y a su infraestructura militar y digital.

Movimientos como el BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) sostienen que estos vínculos convierten a KKR en cómplice del “genocidio” en Gaza y Cisjordania, alimentando una estrategia financiera que choca con los principios del derecho internacional humanitario. Estas denuncias han servido de base para que plataformas de artistas y colectivos sociales promuevan boicots en diferentes festivales europeos.

El Resurrection Fest consolidó su alianza con Superstruct en 2022, a través de la productora coruñesa Bring The Noise, con el objetivo de asegurar la viabilidad del evento tras años difíciles por el COVID-19. Si bien la empresa gallega mantiene la gestión diaria del festival, la relación empresarial con la matriz levantó suspicacias entre parte de su público cuando la situación en Gaza escaló a principios de 2025.

En redes sociales, decenas de miles de aficionados reclamaron que el festival se posicionara de forma clara contra la masacre en Palestina. 

La primera banda en bajarse del cartel fue Gigatron, un grupo valenciano conocido por su estilo irreverente dentro de la escena heavy. En un comunicado dirigido a sus seguidores, explicaron que no actuarían en eventos con “vínculos financieros con Israel”, pidiendo comprensión a sus fans y asegurando que su decisión obedecía a un “acto de conciencia” frente a la situación de Palestina.

Poco después, los madrileños de Crossed anunciaron que cancelaban su participación. Con un mensaje breve en redes, se sumaron al boicot en solidaridad con las víctimas de Gaza.

La reacción se extendió rápidamente: las bandas Moura, con raíces en Galicia, y Ezpalak, del País Vasco, también decidieron cancelar su presencia.