Frigoríficos Morrazo cae ante el Helvetia Anaitasuna en la última jornada de la Liga Plenitude Asobal de balonmano
El partido se disputaba como una final por la permanencia
Pamplona vivió este domingo 1 de junio de 2025 una de esas tardes que quedan grabadas en la memoria de los aficionados al balonmano. El Helvetia Anaitasuna recibió al Frigoríficos Morrazo Cangas en la última jornada de la Liga Plenitude Asobal, en un duelo que era mucho más que un simple partido: era una final por la permanencia, una batalla de nervios, coraje y orgullo.
El ambiente en el pabellón pamplonés era eléctrico desde mucho antes del pitido inicial. La afición, consciente de lo que estaba en juego, se volcó con su equipo, que llegaba a la cita tras una temporada irregular y con la obligación de ganar para mantener vivas sus opciones de seguir en la élite del balonmano español. El propio club y los jugadores apelaron durante la semana al espíritu de lucha y a la unión con la grada: “Hoy es el día, hoy es el PARTIDO”, rezaban los mensajes en mayúsculas.
El partido: intensidad, nervios y alternativas
Sobre la pista, ambos conjuntos mostraron desde el primer minuto una intensidad máxima. Anaitasuna, sabiendo que solo le valía la victoria, salió decidido a por el partido, mientras que Cangas, ya sin grandes objetivos clasificatorios, no quiso ser un mero invitado y plantó cara en todo momento. El marcador fue un reflejo de la tensión: ventajas mínimas, alternancias y ningún equipo capaz de romper el partido.
El Helvetia, que promediaba 26.3 goles por partido en los últimos encuentros y había sufrido varias derrotas ajustadas, supo templar los nervios en los minutos decisivos. El Frigoríficos Morrazo, por su parte, demostró su capacidad ofensiva (30.1 goles de media), pero le faltó acierto en los momentos clave.
Un final de infarto
Los últimos minutos fueron un auténtico thriller. Cada gol era celebrado como un título y cada parada, como una salvación. Finalmente, el empuje local y el aliento de la grada inclinaron la balanza del lado de Anaitasuna, que logró la ansiada victoria y pudo celebrar, al menos sobre la pista, la permanencia.
Sin embargo, el desenlace definitivo dependía también de otros resultados, ya que la salvación no estaba completamente en sus manos: una victoria de Huesca en Aranda y otra de Puente Genil en casa ante Bidasoa podían condenar a los navarros, independientemente de su resultado.
Balance y emociones a flor de piel
Al sonar la bocina final, la emoción se desbordó. Jugadores y afición se fundieron en abrazos conscientes de que, al menos, habían cumplido con su parte y defendido el orgullo de Anaitasuna hasta el último segundo. La temporada, marcada por altibajos y partidos que se escaparon por detalles, encontró su epílogo en un partido de máxima exigencia emocional y deportiva.
El Helvetia Anaitasuna, con esta victoria, demuestra que sigue siendo un equipo de carácter, capaz de sobreponerse a la presión y de pelear hasta el final por su sitio en la Liga Asobal. El Frigoríficos Morrazo, por su parte, cierra la campaña con la cabeza alta y la satisfacción de haber competido en uno de los escenarios más complicados del campeonato.
Así se vivió en Pamplona una jornada de balonmano que fue mucho más que deporte: fue un canto a la pasión, la resistencia y el espíritu de equipo.
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