Vídeo | El Deportivo cierra el 2025 de la peor manera con una derrota heladora en Andorra (1-0)
El conjunto de Antonio Hidalgo encadena su tercera derrota consecutiva en Liga y se marcha al parón navideño fuera de los puestos de ascenso directo. La falta de puntería en el arranque y una alarmante fragilidad defensiva condenaron a los blanquiazules en un campo congelado.
El Deportivo de A Coruña despidió el año 2025 sumido en un mar de dudas. Tras el oasis que supuso la alegría en la Copa del Rey, la cruda realidad de la Segunda División devolvió al equipo coruñés al desencanto. En un escenario complicado, con un terreno de juego helado y resbaladizo en Andorra, el Dépor volvió a mostrarse como un equipo incapaz de frenar su caída, cediendo por la mínima (1-0) ante un rival con más energía y las ideas mucho más claras.
Un inicio de "puro milagro" sin goles
El partido pudo ser muy distinto si el Deportivo hubiera aprovechado un primer cuarto de hora en el que fue netamente superior. Los de Antonio Hidalgo, con la consigna de presionar alto, generaron hasta tres ocasiones clarísimas que malgastaron de forma incomprensible.
Minuto 3: Quagliata desbordó por banda, Yeremay asistió a Zakaria, pero su disparo cruzado se encontró con una intervención felina del meta local.
La madera y el error: Poco después, un fallo entre el portero y Gael Alonso dejó la portería libre para Luismi Cruz, cuyo disparo desde 30 metros se estrelló en el larguero. El rebote cayó a los pies de Zakaria, quien, solo y con dos defensas bajo palos, mandó el balón por encima del travesaño.
Yeremay: El canario también tuvo la suya tras un error defensivo, pero su remate fue bloqueado en el último instante.
A partir de ahí, el plan herculino se empezó a desmoronar. El Andorra se repuso y comenzó a dominar la posesión, encontrando grietas en una defensa coruñesa que sufría con cada balón colgado. De hecho, el colegiado anuló un gol a Lautaro antes del descanso por apoyarse en Loureiro en el remate. Germán Parreño, una vez más, tuvo que intervenir para evitar el tanto local tras un disparo a bocajarro.
El hundimiento en la segunda parte
Tras el paso por vestuarios, el Dépor desapareció. El equipo se volvió "largo", incapaz de recuperar el balón y sin ideas para salir de su propio campo. Germán sostuvo el empate con una gran parada a cabezazo de Jastin, mientras que los intentos blanquiazules se reducían a un cabezazo desviado de Villares.
Hidalgo buscó soluciones en el banquillo dando entrada a Bil, que debutaba en la categoría, y retirando a un Yeremay que ha pasado de los "goles de museo" a una alarmante sequía. Sin embargo, los cambios fueron inofensivos.
En el minuto 75, la resistencia se quebró. El Andorra dibujó una jugada de tiralíneas: Carrique desbordó por la derecha, encontró a Min-Su, este habilitó a Álvaro Martín y su asistencia terminó en las botas de Lautaro, que solo tuvo que empujar el balón a la red para firmar el 1-0 definitivo. El Dépor, sin alma, solo pudo responder con un remate desviado de Loureiro en el descuento.
Las 5 claves de una crisis antes de Navidad
La derrota en Andorra no es un hecho aislado, sino la confirmación de una crisis que ha dilapidado el colchón de puntos del equipo. El talento en tres cuartos genera, pero no ejecuta. El equipo ha pasado de una efectividad total a fallar goles cantados a puerta vacía. Siete goles encajados en los últimos tres partidos. La contundencia de la zaga es inexistente ante centros laterales.
Cuando el equipo intenta subir líneas, los rivales encuentran pasillos con facilidad, dejando a la defensa en situaciones de clara desventaja. El Dépor compite bien durante 20 minutos, pero se desploma mentalmente tras el primer golpe del rival. Sigue siendo incapaz de remontar un marcador adverso. Pese a terminar con Mella, Stoichkov y Cristian Herrera en el campo, el bagaje ofensivo final fue nulo.
El Deportivo se marcha al parón con sabor amargo y la necesidad urgente de reflexionar. La inestabilidad de un grupo joven y la presión de verse en lo más alto parecen estar pesando más que la sobriedad necesaria para pelear por el ascenso directo. Las fiestas en la Plaza de Pontevedra se presentan, cuanto menos, complicadas.
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