No llueve menos, llueve más; hay alertas por sequía tras una primavera muy húmeda porque ...

Galicia, históricamente sinónimo de verdor,  es un buen ejemplo de como el cambio climático ya se deja notar. Las recientes prealertas por escasez de agua en municipios como Pontevedra, que ha pedido a ENCE que deje de captar del Lérez, confirma que algo ya no es como antes.

 ¿Está lloviendo menos que antes en la comunidad? Un análisis minucioso de los datos oficiales revela una realidad más compleja de lo que la percepción popular podría sugerir, donde las tendencias a largo plazo y la variabilidad estacional dibujan un panorama preocupante. 

Para comprender la evolución de la pluviosidad en Galicia, es fundamental referirse a los periodos de referencia climatológicos estándar establecidos por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Estos periodos, como el de 1981-2010 y el más reciente 1991-2020, sirven como base para determinar la normalidad de las precipitaciones y analizar las anomalías.

No sirve con estudiar los datos de un ejercicio en concreto. Por ejemplo, el del mítico 2000, recordado por haber sido el más húmedo de los últimos treinta años, registrando un total de 1.737,5 mm de precipitación anual.

Contrariamente a la percepción generalizada de una disminución de las lluvias, los datos más recientes de MeteoGalicia para la comunidad autónoma muestran un panorama de pluviosidad superior a la media. El año 2024, por ejemplo, registró una precipitación media de 1.469 litros por metro cuadrado, lo que representa un 14% más de lo esperable, unos 1.288 litros por metro cuadrado.

Galicia se mantiene como una de las regiones más lluviosas de España, con promedios anuales de 1.200 l/m², que cuadriplican y quintuplican el de provincias como Murcia (300 l/m²) o Almería (200 l/m²).

Estos datos recientes, que indican precipitaciones por encima de la media, generan una aparente contradicción con la preocupación pública por la sequía. La clave para desentrañar esta situación reside en la naturaleza del cambio climático, que no siempre se traduce en una reducción lineal de la cantidad total de lluvia, sino en una alteración profunda de sus patrones.

AEMET, de hecho, señala que para Galicia, si bien la precipitación anual puede mostrar una tendencia general al aumento, también se observa un incremento en la duración de los periodos secos y en la intensidad de las precipitaciones.

Esto significa que, aunque el volumen total de agua caída al año sea mayor, la lluvia puede concentrarse en menos días, cayendo de forma más torrencial. Este tipo de precipitación intensa a menudo resulta en una mayor escorrentía superficial, lo que limita la infiltración del agua en el suelo y la recarga de acuíferos y embalses.

 Además, justifica la polémica apertura de compuertas para turbinar en los saltos hidráulicos y desbordes de ríos, que causan la llegada de mucha agua dulce a las rías de manera brusca. Este es uno de los factores que explican el fuerte declive del marisqueo en los últimos años. 

La preocupación por la escasez hídrica en Galicia, por lo tanto, no se debe necesariamente a una disminución general de la cantidad total de lluvia anual, sino a una alteración en el patrón de las precipitaciones, con periodos secos más prolongados y episodios de lluvia más intensa y concentrada, lo que dificulta la gestión y el almacenamiento efectivo del recurso.

Un buen ejemplo lo tenemos este año. Enero de 2025 fue extremadamente húmedo (125% más de lluvia de lo normal), pero diciembre fue "muy seco" (60% menos). Esta irregularidad se repite en la primavera climatológica (marzo-abril-mayo): mientras abril registró un 64% más de precipitaciones, marzo y mayo fueron normales. 

El caso de Vigo ilustra esta tendencia. En el primer cuatrimestre de 2025, acumuló 761,2 litros/m², un 60% más que la media. Sin embargo, esas lluvias se concentraron en solo 58 días, frente a los 69-77 días de años previos con volúmenes similares 10. Además, se cuadruplicaron los días con lluvias torrenciales (más de 30 litros/m²) 10. Los expertos lo atribuyen al cambio climático: menos chubascos constantes, más eventos extremos.

El 7 de agosto de 2025, la Xunta activó la prealerta en 20 municipios de Pontevedra y A Coruña 7. La medida implica restricciones al consumo no esencial: prohibido llenar piscinas, regar jardines con agua potable o lavar coches 8. También se intensifica la vigilancia de embalses y ríos, y se lanzan campañas de concienciación 3. En Baiona (Pontevedra), aunque no hay prealerta formal, se aplican medidas similares por el aumento estival de población.

En Pontevedra, el conflicto trasciende la meteorología. El Concello acusa a la empresa ENCE de agravar la escasez en el río Lérez. Según la alcaldesa accidental, Eva Vilaverde, la planta capta "cuatro veces más agua que seis municipios juntos" 4. El 6 de agosto, el caudal cayó a 1,39 m³/s, bajo el mínimo ecológico (1,5 m³/s). Horas después de que el Ayuntamiento denunciara a ENCE, el caudal subió "sorprendentemente" a 1,71 m³/s 4. La empresa no se ha pronunciado, pero el incidente revela la tensión entre intereses industriales y abastecimiento público.

¿Es grave la situación actual? No. Los embalses gallegos están al 84,3%, un 7% menos que en 2024 , las prealertas de esta semana responden a un problema localizado. Los sistemas afectados (Lérez y Grande) dependen de ríos con caudales vulnerables a la evaporación y captaciones industriales. Además, la demanda turística estival en zonas como Sanxenxo o Baiona multiplica el consumo.

La Xunta insiste en que no hay sequía generalizada, pero pide "prudencia". La conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, recomienda a los ciudadanos "usar duchas en vez de bañeras" y evitar "malgastar agua". Aunque los embalses gallegos están con buenos niveles, 20 municipios de Pontevedra y A Coruña ya están en prealerta por escasez hídrica.