Cambios en el examen del carnet de conducir: vídeos pueden provocar más suspensos
La Dirección General de Tráfico (DGT) introducirá a partir de octubre de 2025 una de las reformas más importantes en el examen teórico de conducir, con el objetivo de transformar un sistema basado en la memorización de test en un modelo centrado en la comprensión real de la normativa de tráfico. Esta iniciativa afectará a miles de futuros conductores en España y marcará un cambio sustancial en la formación vial.
El examen mantendrá la estructura habitual de 30 preguntas con un máximo de tres fallos permitidos, pero se incorporarán cambios de calado. Los aspirantes deberán enfrentarse a cuestiones relacionadas con las nuevas señales de tráfico aprobadas este mismo 2025, entre ellas los pictogramas para patinetes, las señales específicas de estaciones de servicio para vehículos eléctricos y símbolos revisados para una mayor inclusión de género.
La verdadera revolución, sin embargo, llegará en 2026, cuando se sumen vídeos con situaciones reales de riesgo en carretera. Estas grabaciones mostrarán circunstancias como un peatón cruzando de manera imprevista, un vehículo averiado en el arcén o una tormenta que altera la visibilidad. El aspirante deberá elegir la reacción más adecuada, un planteamiento ya consolidado en países como Reino Unido y Francia. Con esta medida, la DGT pretende acercar el examen español a los modelos europeos más avanzados.
Objetivo: más seguridad y menos accidentes
El cambio de metodología se enmarca en la estrategia de la DGT para lograr conductores más conscientes y responsables. Según la propia institución, este giro en las pruebas busca reducir la siniestralidad de los conductores noveles, que representan uno de los colectivos más vulnerables en carretera.
Hasta ahora, la preparación para el examen teórico se ha basado fundamentalmente en la memorización repetitiva de test. Aunque este sistema ha permitido a muchos aprobar con rapidez, también ha generado un desfase entre el aprobado en la teoría y la realidad de la conducción práctica, que exige reacción inmediata ante situaciones imprevisibles. La DGT aspira a cerrar esa brecha para que aprobar suponga realmente estar preparado para circular con seguridad.
El anuncio de la reforma ha generado una intensa reacción entre autoescuelas, aspirantes y expertos en seguridad vial. En el sector de la formación, el consenso general reconoce la necesidad de actualizarse, pero también se apunta al reto que supone adaptar manuales, materiales didácticos y test digitales a la nueva modalidad.
Algunas autoescuelas ya han comenzado a rediseñar sus programas para abarcar tanto los nuevos símbolos de tráfico como la futura introducción de vídeos de riesgo. La transición obligará a los centros de formación a invertir en tecnología y en nuevos recursos, lo que a medio plazo podría repercutir en los precios de los cursos.
Entre los aspirantes a obtener el carné de conducir, la percepción es más desigual. Muchos jóvenes han decidido adelantar sus exámenes antes de octubre para evitar el nuevo formato, que consideran más difícil y exigente. Otros, en cambio, ven positivo el cambio porque permitirá una preparación más realista antes de ponerse al volante.
Expertos jurídicos y debate público
Desde el ámbito del derecho especialista en tráfico, expertos como los de Pyramid Consulting apuntan que la reforma será un desafío en el corto plazo, pero también una oportunidad. Según defienden, el examen reflejará mejor las condiciones reales de la circulación y contribuirá a una formación más completa del conductor.
El debate está abierto también en el plano social. Según diferentes voces de asociaciones de conductores, la preocupación radica en que la transición podría derivar en un aumento de suspensos durante los primeros meses, lo que retrasaría la obtención de permisos de conducción y generaría cierta frustración en los alumnos. Sin embargo, la mayoría coincide en que el tiempo acabará demostrando beneficios, con una reducción de accidentes y una conducción más preventiva.
La DGT no ha escogido este modelo por casualidad. Una de las prioridades del organismo es armonizar la formación vial española con la europea, tomando como referencia países que han liderado la innovación en seguridad. En países como el Reino Unido o Francia, la incorporación de material audiovisual en los exámenes teóricos ha demostrado ser eficaz no solo para reducir accidentes, sino también para fomentar conductores más atentos a los imprevistos.
España busca colocarse en esa línea, dejando atrás un sistema que, aunque permitía aprobar con cierta facilidad, no siempre garantizaba que los nuevos conductores salieran preparados para las exigencias del tráfico moderno.
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