El 76% de los Diputados son pluriempleados ¡pobrecitos cuánto trabajan!

Hay personas que para cubrir sus necesidades básicas se ven forzadas a tener  varios empleos. No lo hacen por gusto, sino por necesidad. Para esos pluriempleados, la conciliación familiar, el ocio o la opción de elegir no entra en sus planes, es un deseo que no se suele cumplir. No les queda más remedio que aceptar lo que les toca vivir. Otros en cambio sí que tienen más opciones, son unos privilegiados.

Este martes el pleno del Congreso autorizaba las actividades extraparlamentarias de diputados. Se aprobó con solo dos votos en contra y tres abstenciones. Muy significativa la casi unanimidad de todos los partidos políticos en dar su consentimiento. Ahí no hay discrepancias, hay acuerdos.

El primer dictamen de la legislatura concede las autorizaciones a 268 miembros de la Cámara, es decir, el 76% del total - que son 350- cuando solicitan poder ejercer otras actividades al margen de sus cargos de diputados para que puedan compaginar su trabajo en el Congreso con cargos en sus partidos, instituciones - alcaldes, concejales,- pero también en las empresas privadas: abogacía, docencia, participación en sociedades, producciones literarias o tertulias, a las que últimamente se han vuelto habituales algunos y algunas de sus señorías.

Sólo 31 parlamentarios no declararon ninguna actividad ajena al Congreso. De ellos, 12 son del PP, 4 del PSOE y 2 son de Sumar. Tanto PNV como Bildu no declaran ninguna actividad, se dedican exclusivamente a su trabajo en el Congreso.

Esta información, decisión del Pleno del Congreso, sorprende a más de uno. Cómo es posible que diputados/as a los que se le supone que tienen demasiado trabajo, si de verdad se implican, les quede tiempo para realizar otra actividad que le reporta entrada extra de dinero. La dedicación de estos cargos electos debería ser exclusiva, tienen trabajo suficiente para ello. Si quieren ejercer otra profesión que lo dejen, pero el pluriempleado por ambición económica debería ser expulsado de cualquier cargo público. Si tienen tanto tiempo libre lo que deberían hacer es reunirse con los ciudadanos de la circunscripción por la que se han presentado, hablar con ellos, preguntarles por sus necesidades e informales de su trabajo en el Congreso. Porque la imagen  que ofrece en las sesiones es que van a calentar el asiento, estar pendientes del teléfono y en más de un caso provocar broncas dialécticas.

¿Pero cuánto cobran sus señorías para meterse de lleno en el pluriempleo? El sueldo base de un diputado es de 3.126,89 euros al mes por 14 pagas, a lo que hay que sumarle las indemnizaciones que les corresponda, las ayudas, las dietas que son de 120 euros al día si es un viaje nacional, y aumenta con otras ayudas como unos 3.000 anuales en taxis para sus desplazamientos por Madrid. Pero aún hay más, dependiendo de si presiden una comisión o forman parte de la Mesa del Congreso, el montante del sueldo va subiendo. Un diputado puede ser, a la vez, miembro de la Mesa, o de la Junta de Portavoces, o bien de la Cámara o de alguna Comisión, llegando así a cobrar hasta 100.000 euros anuales. Y no se tiene en cuenta los intangibles, que son unos cuantos, muchos.

Con los salarios que perciben sus señorías dan un ejemplo a esas personas pluriempleadas por necesidad, que aun así les cuesta llevar una vida digna. Es una falta de ética y de compromiso social llevar a cabo otros trabajos para ganar más dinero. Si los políticos pluriempleados consideran que no ganan lo suficiente, que lo dejen y se dediquen a otras actividades más lucrativas, porque como decía Aristóteles: “No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”.

La política española está llena de superhombres y supermujeres que ocupan varios cargos ¿Llegan a todos? No, tienen a sus cargos de confianza que les hacen el trabajo. La dedicación que emplean a recibir a los ciudadanos es mínima, no tienen tiempo ni ganas, solo mantienen contacto en fiestas y festejos, que es la mejor manera de no tener problemas porque se supone que el populacho está contento. Decía la gran Mafalda que “en todas partes del mundo ha funcionado siempre muy bien la ley de las compensaciones, al que sube la voz, le bajan la caña...".