¿Es posible un tripartito en Barcelona, con Colau de vicealcaldesa?

Dentro de cuatro meses se cumplirá un año de las elecciones municipales. Desde entonces, sin contar con mayoría, el PSC sigue gobernando el ayuntamiento con Jaume Collboni como alcalde. Hasta ahora no ha sido posible llegar a acuerdos con los partidos que conforman el pleno municipal, a pesar de que cada semana, incluso en ocasiones a diario, se habla de un pacto inminente, o bien con un tripartido o con un bipartito. Lo cierto es que las cosas siguen igual y de momento, por mucho que algunos digan que el pacto está hecho, se sigue igual que hace ocho meses: gobierno en solitario y presupuestos sin aprobar.

Hasta hace una semana se daba por hecho el pacto PSC y Trias para gobernar, pero días después las cosas cambiaron: había un posible acuerdo con Barcelona en Comú de Colau y ERC, ya que la marcha de Ernest Maragall facilita el posible acuerdo con los republicanos. Ernest tenía una guerra personal con sus excompañeros de partido y él no iba a pactar nunca con Collboni, al que por cierto no le daba mucha credibilidad. Por lo tanto, su marcha era necesaria para poder hablar de pactos.

Ernest Maragall no era solo el problema para un posible tripartito: Ada Colau, hasta mayo alcaldesa de Barcelona, es otra piedra en el zapato de Collboni. Los años que han compartido de gobierno le ha apretado bien las tuercas al socialista. Es más, no le ha dejado en ningún momento tener perfil propio, solo cuando faltaban unos meses para los comicios, Collboni empezó a enseñar la patita, no sin el consiguiente enfado de Colau, a la que quiere fuera del equipo de gobierno. Hay un refrán que explica muy bien el por qué no debe estar: “Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió, ni mandes a quien mandó”. Todos tenían la “sana” esperanza de que la líder de los comunes se iría del ayuntamiento: primero le ofrecieron ser ministra, después encabezar la lista a las europeas -están a la vuelta de la esquina- y a todas las propuestas dijo que no. Durante unos meses su postura fue la del silencio, pero ya se sabe que Colau no puede estar callada, es superior a ella. Incluso aprovechó para un cambio de imagen física. Nadie ve a Colau de vicealcaldesa.

¿Qué quiere Colau? Ella dice que su objetivo es hacer política municipal. Nadie se lo cree, es demasiado ambiciosa. Marcharse de Catalunya lo tiene complicado por un tema personal; retirarse en un cargo bien pagado, tampoco. Se apunta a que puede pactar el tripartito para no dejar sola a parte de su equipo como Janet Sanz, por ejemplo, que últimamente en las reuniones del ayuntamiento se muestra muy nerviosa, e incluso alza la voz más de la cuenta.

A lo que aspira Colau es ir de cabeza de lista en las autonómicas y calcula que cualquier partido que gane las elecciones necesitará contar con uno o más partido para gobernar, y ahí estará Colau para entrar en el gobierno como Consellera. Ese es su objetivo, según apuntan. Sabe que no se puede alejar de Barcelona, amén de un tema personal, porque ella es el partido. Si se aleja, puede saltar por los aires y pasarle como a Podemos. Lo sabe, es consciente. Hay que seguir ahí, al pie del cañón, aunque esté medio roto.

Esto es lo que queda: tripartito o bipartito, y hasta el último minuto no se puede predecir. Ahora bien, ¿qué es lo que espera la ciudanía barcelonesa? Un gobierno que gobierne, que devuelva a Barcelona todo su esplendor y liderazgo, que hable con todos los sectores económicos y busque complicidades. ¿Con Colau y sus muchachos/as lo van a conseguir? Hay serias dudas en muchos sectores que celebraron la perdida del gobierno municipal. Volver ahora no se ve como un avance, sino como un retroceso.