De cómo las denuncias contra Tomé buscan también la cabeza del líder del PSdeG, Besteiro

En la crisis destada por las acusaciones de acoso sexual contra José Tomé hay más de un perjudicado. No solo el directamente aludido, el dimisionario presidente de la Deputación de Lugo, sino también su superior orgánico, José Ramón Gómez Besteiro, líder del PSOE en Galicia.

La resolución en falso de la crisis ha dejado en evidencia la debilidad orgánica de Besteiro. En contra a sus deseos y a los de Ferraz -de quien es hombre de confianza en Galicia-, Tomé se ha enrocado. Dimite de la Deputación, deja sus cargos en el PSOE, suspende temporalmente su militancia en el partido pero sigue como alcalde de Monforte y, lo que es más importante, con su escaño en la Deputación de Lugo. 

Esto le confiere el voto decisivo en el poderoso ente provincial. Cuando PSOE y Bloque pacten nuevo presidente, o más bien presidenta, porque los rumores apuntan a la alcaldesa de Burela Carmela López; Tomé podrá tumbar la candidatura. Cuando el bipartito pacte presupuestos, Tomé podrá tumbarlos. Y así ad infinitum. 

Aunque el monfortino ha declarado que apoyará a la persona que designen sus ex-compañeros, a nadie se le escapa que el resto de la legislatura en la Deputación será complicada. 

Ahora, justo después del escándalo, parece inconcebible, porque la figura del ex-presidente provincial es tóxica ante la opinión pública; pero ¿quién puede asegurar que dentro de unos meses Tomé no empiece a flirtear con el Partido Popular para un cambio de gobierno?

Mucho dependerá de lo que suceda en el expediente interno al que será sometido en el PSOE. Es ese expediente quien debe determinar si, como dice el dimisionario, es víctima de una campaña de difamación o, como sñi alegan las denunciantes anónimas, realizó tocamientos y propuso sexo a cambio de trabajo a varias mujeres.

¿Cómo puede llegar a tener que dimitir un mandatario por unas denuncias que no son ante el juzgado sino mediante un mecanismo interno y que, además, son anónimas? Puede preguntarse Tomé o uno de sus defensores.
 

El problema para Tomé es que esas denuncias son anónimas ahora, pero pueden dejar de serlo. Por ejemplo, hoy una de las denunciantes habla en El Progreso de Lugo para, sin entrar en detalles y sin dar la cara, ratificar lo alegado. "Non denuncias porque che chamen guapa, e hai suficientes probas", dice.

Es esto, la certeza de que si no dimitía iba aparecer una avalancha de testimonios -de hecho Cuatro, la televisión que destapó el escándalo alegando que había seis perjudicadas estuvo grabando por Lugo antes de la emisión- lo que llevó a las cúpulas socialistas de Galicia y de España a intentar deshacerse de Tomé, algo que solo han conseguido en parte.

Esos testimonios pueden perjudicar no solo a Tomé, sino también a Besteiro. La presunta víctima alega que la cúpula del partido estaba al tanto de los problemas y, además, se muestra enfadada con las declaraciones del líder gallego y de su mano derecha, la lucense Lara Méndez, diciendo que no tenían constancia de las quejas. 

En teoría, es posible que existiesen quejas en el canal de denuncias interno sin que la dirección gallega estuviese al tanto porque ese canal se lleva por personas ajenas al partido pero subordinadas a Ferraz. Solo cuando el expediente está concluído, lo que implica intentar recabar el testimonio de la denunciante anónima, se traslada a las direcciones provinciales. 

Así que, por esta vía, Besteiro, Méndez y Pilar García Porto (la actual vicepresidenta de la Deputación y mano de derecha de Tomé) pueden sentirse más o menos a salvo. De hecho, por ahora Ferraz solo ha confirmado la existencia de una denuncia por el canal anónimo, presentada el mismo día de la emisión del programa (Tomé asegura que fue presentada después de la emisión). 

Ahora bien, Besteiro, Méndez y García Porto tienen otro flanco débil. La posibilidad de que haya pruebas de que se hayan remitido quejas al PSdeG por otras vías, al margen del canal interno que gestiona Ferraz. 

Si saltan esas pruebas, la cúpula actual del PSdeG quedaría muy tocada, pues se transmitiría la idea de que ellos, de alguna manera, protegieron a Tomé y que solo forzaron su salida, o más bien su salida a medias, una vez que estalló el escándalo en los medios.

¿Existen tales pruebas? Es imposible afirmarlo, pero hay un matiz en toda esta crisis que apunta a que puede que existan.  
 

La detonación de esta crisis se ha realizado de tal manera que no solo se buscaba la cabeza de Tomé, también se buscaba, o se busca, la cabeza de Besteiro.

Solo así se explica que Cuatro explosionara el escándalo justo el día que el líder del PSdeG tenía un acto en Madrid. Besteiro acudió el martes a un homenaje a Pablo Iglesias, el ferrolano fundador del PSOE. Allí lo asaltaron reporteros de la cadena de televisión para preguntarle si estaba al tanto de las denuncias. Fuentes del partido indican que fue una pregunta genérica, sobre los problemas que tiene el partido; mientras Cuatro presentó la cuestión -sin emitirla- como si la pregunta fuese específicamente sobre José Tomé. 

Curiosamente, nadie acudió a ningún acto del PSOE estatal para hacerle la misma pregunta a algún responsable de Ferraz, pese a que es el aparato estatal quien controla el canal de denuncias del que, en teoría, salieron los testimonios contra Tomé.

Si a eso le sumamos que Tomé aludió inicialmente a “fuego de amigo”, no es de extrañar que todo el PSdeG esté preguntándose: ¿de dónde salieron las filtraciones del canal anónimo de denuncias? ¿Es posible que seis denunciantes celosas de guardar su identidad se pusieran de acuerdo entre ellas para remitir sus testimonios primero al canal de Ferraz y después a Cuatro? Parece muy improbable.

La hipótesis, más bien especulación, más sencilla del origen de la filtración la tenemos en el reciente congreso provincial, que Tomé ganó pero de una manera muy ajustada al sector crítico que lideró el concejal de Paradela Iván Castro. Galiciapress ha intentado en varias ocasiones estos días hablar con Castro pero no ha sido posible. 

Otra hipótesis es que la filtración saliese de alguien ajeno a Lugo, alguien con acceso a los contenidos de canal de denuncias internas de Ferraz -que en principio está fuera del alcance de los lucenses críticos con Tomé- y  que buscase tanto la caída de Tomé como, de paso, la cabeza de Besteiro o, al menos, enseñarle la puerta de salida.