Ghaleb Jaber: "Fraga defendía Palestina; hoy la derecha cuestiona fotos de niños asesinados"

El productor, hotelero, sanitario, escritor y conferenciante hispano-palestino, Ghaleb Jaber Ibrahim, atiende a Galiciapress en el Hotel Araguaney para charlar sobre su perspectiva en torno a la guerra que está librando Israel en Gaza, donde no duda de calificar las actuaciones del ejército israelí de un plan de "limpieza étnica". La situación de Cisjordania, las ayudas que está intentando llevar hasta la Franja o su visión sobre el futuro del pueblo palestino, algunos de los puntos de esta conversación. 


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Ghaleb Jaber Ibrahim | Foto: Galiciapress

 

Aunque lleva más de medio siglo en Santiago de Compostela, todavía gira la cabeza cuando alguien se refiere a él como ‘El Moro’. Solo un ligerísimo acento y el nombre delatan la procedencia árabe del empresario y médico Ghaleb Jaber Ibrahim, que aguarda paciente junto a una ventana de la cafetería del Hotel Araguaney, su hotel. “Es un privilegio y un honor”, dice por ese sobrenombre de ‘El Moro’ que siempre lo ha acompañado, pues “significa que me ven como uno más, porque aquí todos tienen su mote, y yo también, por lo que soy ‘Galicio’, que somos gallegos voluntarios, los que amamos Galicia sin haber nacido aquí”. 

 

 

Su biografía es, en cierta manera, similar a la de muchos palestinos en el exilio. “Estamos en Chile, en Canadá, por toda Europa…somos unos 14 millones”, cifra desde la diáspora, donde ha pasado dos tercios de su vida levantando empresas o curando después de sacarse el título de medicina en la USC. También es conferenciante, escritor, activista… A grandes rasgos, Ghaleb es un “hombre del Renacimiento”, una figura que echa muy en falta, pues dice que “prefiero saber poco de muchas cosas que mucho de una sola”. Hoy esa sapiencia ayuda a arrojar luz sobre el conflicto entre Israel y Palestina, que como no podía ser de otra forma ocupa parte de su día a día. 

 

DE CISJORDANIA A GALICIA

Ghaleb, de 75 años, nació solo dos años después de la Nakba, que traducido del árabe significa “el desastre”, que es como los palestinos denominan a aquel mayo de 1948 que sirvió de germen a un enfrentamiento que dio lugar al Estado de Israel. Su Ein Bus natal, en Cisjordania, poco o nada se parece a la que dejó con 17 años.

 

“Recuerdo mi casa, mi aldea, mi tierra, a mis amigos y vecinos. Todos han desaparecido. Tuve que sacar a mi madre de ahí y yo ya no puedo volver, porque un polaco o un ucraniano con fusil ocuparon mi casa y me dicen que no puedo entrar”, afirma echando la vista atrás, lanzando el mensaje de que “la pertenencia es muy importante y el pueblo gallego sabe lo que es el desarraigo por motivos económicos, militares, políticos o de injusticia social”.

 

“Morimos en el mar cuando viajábamos migrando de Galicia a América y los palestinos moríamos por el camino asesinados por el ejército israelí”, equipara Ghaleb, que dice que la sociedad española, y la gallega en particular, son sensibles con la causa palestina “porque saben también lo que es tener que abandonar tu tierra”. 

 

Cuando arribó a España en los últimos años del franquismo, Ghaleb tenía clara su posición contra el régimen. Defensor de la libertad en todas sus formas, considera que “la voluntad” es fundamental para solucionar cualquier conflicto, incluso los más enquistados como este de Palestina e Israel, al que se niega a reconocer como Estado al considerarlo más “una base puramente militar desde su constitución, atropellando a los pueblos de la zona y rodeada de regímenes árabes”. 

 

“En ocasiones me preguntan, ¿por qué los árabes no echan una mano a los palestinos? Claro que viven el sufrimiento de los palestinos, con campos de refugiados en Libia, en Siria, en Jordania, en la propia Gaza… Un 30% del pueblo palestino vive en campos de refugiados. Eso no puede entenderse como justicia mientras judíos procedentes de todo el mundo con dos o tres pasaportes tienen más derechos que un palestino atrapado en una cárcel al aire libre como es la Franja”, medita Ghaleb. La respuesta a esa “pasividad” del mundo árabe la encuentra en sus gobiernos, en muchos casos dictatoriales “después de una primavera árabe que sufrió un otoño que sofocó esa revolución”. 

 

"LA OPRESIÓN PRODUCE EXPLOSIÓN"

Con todo, para el médico y empresario es un error llevar el punto de partida al 7 de octubre de 2023. “No hay un solo año en el que no podamos contar cientos de palestinos asesinados, muertos por los francotiradores que los cazan como animales cuando van a coger sus cosechas”, incide, manifestando que “la opresión produce explosión”, expresada en el ataque terrorista de Hamás hace más de un año y medio y que hasta ahora se ha cobrado la vida de más de 54.000 palestinos, la mayoría mujeres y niños, según las últimas estimaciones.  

 

“Cualquier pueblo del mundo puede entender que nadie puede considerar una opresión así, prohibiéndote salir del país, pescar en tu mar, cosechar tus tierras…eso no es digno, no es vida”, entiende. No obstante, todavía cree que existe un rayo de esperanza y ve posible la solución de los dos Estados. Vuelve aquí a la palabra clave: la voluntad, algo que brilla por su ausencia en estos momentos donde a nivel internacional lo que trascienden son soluciones extravagantes como la de Donald Trump de convertir a Gaza en un resort vacacional, una ocurrencia que no despertó ni una mueca en Ghaleb.

 

 

“No sentí nada, porque no esperaba nada”, dice de Trump, enfatizando en que Israel no deja de ser un pastiche con menos de un siglo de historia. “Es un monstruo de Frankenstein. Es una creación de Francia e Inglaterra con colonos judíos europeos. Hasta su llegada los palestinos convivían con judíos palestinos o cristianos palestinos. Ahora es como el salvaje oeste, con la ocupación de los colonos europeos a las tierras de los nativos americanos. Está ocurriendo lo mismo. Entierran los cuerpos para taparlos y porque ya huele”, critica. 

 

Tal vez por esa falta de conexión, que ejemplifica en la figura del “polaco” Benjamín Netanyahu. “Israel no va a ganar esta guerra, como no ha ganado ninguna hasta ahora. La prueba es que seguimos aquí. El suyo es un plan de limpieza étnica, pero nunca se ha aniquilado a un pueblo, siempre han quedado supervivientes. Si nos arrancan un cultivo volveremos a cultivar; si asesinan a nuestros niños tendremos más. Cuando no queda nada solo queda resistir”, sostiene. 

 

 

El libro “Regalo de Memoria” firmado por Ghaleb Jaber Ibrahim se presenta  mañana en el Faiado
Foto: Fundación Araguaney

 

¿Y QUÉ HACE OCCIDENTE MIENTRAS?

Cuestionado por el infierno en la Tierra en el que han convertido a Gaza, Ghaleb apuesta por el agotamiento del poder armamentístico de Israel y en el apoyo internacional para cerrar el grifo en la compra de armas y poner en marcha sanciones. Si no, asume, la matanza no solo no se detendrá, sino que llegará a otros puntos como Cisjordania. 

 

 

“Ya está pasando”, apunta, “porque todos los días hay colonos que ocupan Cisjordania y que están amparados por las autoridades israelíes, que solo acuden en defensa de los colonizadores”. Mientras esto sucede, la comunidad internacional mira para otro lado porque “Israel es una base de Estados Unidos y en Europa vemos cómo hay un auge de la derecha. Von der Leyen, que tiene toda la información, cuestiona todavía si estamos ante un genocidio”, lamenta.  

 

“Ven imágenes de pueblos arrasados o de niños asesinados y las cuestionan”, reprende Ghaleb, que se adelanta a recordar que España no depende de Israel porque “Israel no le compra nada, solo le vende”. En ese sentido, castiga las posiciones de Vox y de un Santiago Abascal que ve como “un aliado de una corriente fascista que ignora que el plan de Israel trasciende a Palestina y que, si llegan aquí, tampoco entenderán de enemigos con ellos”. 

 

 

Sin embargo, su mayor crítica va para la derecha, para el Partido Popular y sus socios europeos, que han zozobrado en su posicionamiento con respecto a Palestina y las soluciones a este conflicto. “Fraga siempre fue sensible con la causa palestina. Incluso Aznar en su primera época”, rememora, echando en cara a los dirigentes actuales que tomen posiciones tibias o que incluso “justifiquen y blanqueen lo que está ocurriendo como el contexto de una guerra, cuando estamos ante un plan de limpieza étnica por parte de los sionistas”. Cabe decir que el Aznar de 2025 niega a Palestina como Estado y dice que “reconocer lo que no existe es absurdo”, cuando en 1999 aseguraba junto a Yasir Arafat que un “Estado palestino sería la mejor garantía para la seguridad de Israel”.

 

Para Ghaleb, mientras que en Gaza “no se han jugado todas las cartas” y que la resistencia permanecerá “mientras quede imaginación”, son importantes gestos como el del presidente Pedro Sánchez de calificar lo que ocurre en la Franja como “un genocidio”. No obstante, sí muestra cierto temor sobre el hecho de que a Israel le cueste cada vez menos tapar lo que ocurre en Gaza y tenga menos pudor en admitir que el sufrimiento del pueblo palestino responde a un plan milimétricamente ejecutado. 

 

 

El ejemplo lo encuentra en la cultura, una herramienta que Ghaleb, a través de la productora CTV, ha empleado para tratar de concienciar y sensibilizar a la población a lo largo de más de cuatro décadas, como también viene haciendo la Fundación Araguaney con el ejemplo el Festival Internacional de Cine Euro-árabe AMAL que cada año se celebra en la capital gallega. El poder del sionismo, interpreta, ha logrado corromper y pervertir la realidad y la opinión pública, con campañas groseras como la de la última edición de Eurovisión o la de la entrada de fondos proisraelíes como KKR en empresas dedicadas a organizar algunos de los eventos de música más grandes de España. 

 

Para Ghaleb no es tarde para preguntarse si estamos perdiendo la perspectiva y cree que “los cómplices de Israel” tampoco triunfarán en su intento de ocultar la realidad y el horror. “Quiero que recalques esto: después del 7 de octubre, cuando se cortó el suministro a la Franja, muchos buscaron alimento donde podían. Primero los caballos, luego incluso gatos y perros… Ahora los perros que quedan en las calles de Gaza están gordos. Están comiendo los cuerpos. Esas imágenes, los niños asesinados, las mujeres asesinadas… Todo eso está pasando”, insiste. 

 

"NO GUARDO RENCOR"

Entre ese caos, desde la Fundación Araguaney han intentado llevar ayuda hasta Gaza en varias ocasiones, pero saben que es difícil o casi imposible. “Hay gente fuera que conoce a gente en Gaza que sabe cómo ayudar. A esos mandamos la ayuda”, refiere. Así, iniciativas, como construir una cancha de fútbol en un campo de refugiados o darles un balón que no esté hecho con trapos tiene para Ghaleb un gran valor, ya que “permite a esos niños jugar, aprender a compartir, el compañerismo…deja a los niños ser niños”. 

 

Esos niños, como el heredero de ‘El Moro’, Ghaleb Jaber Martínez, hoy al frente de los negocios de su padre, son también educados en la cultura palestina. “Desde pequeños enseñé a mis hijos sus orígenes, sus raíces, es importante que las conozcan”, añade Ghaleb padre, que rechaza vivir siguiendo las sagradas escrituras y enseñanzas como las que recoge el Talmud, “donde todo el no judío es impuro y, por tanto, igual a un animal”.

 

 

Las futuras generaciones preguntarán qué hacíamos mientras todo esto ocurría a nuestro alrededor, y Ghaleb Jaber Ibrahim espera que se hagan esas preguntas. “Espero que lo pregunten, que sean curiosos, que quieran saber lo que pasó y lo que está pasando, porque es la única forma para que no se repita”. Eso sí, lanza un mensaje para todos ellos, para que no se queden anclados en la ira: “Yo no guardo rencor. No se puede vivir con rencor, pensando en lo que hicieron los romanos hace 2.000 años. Si vives con rencor no vives el presente y no tendrás futuro”. 

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