Ecoloxistas en Acción disecciona la Red Natura 2000 en Galicia, "abandonada" y más pequeña de lo que corresponde
La plataforma pide elevar los niveles de protección de espacios como la Serra da Groba y la Serra do Suído, hoy fuera de la Red Natura 2000 en lo que consideran una ilegalidad.
En torno al 10% de la comunidad gallega, unas 350.000 hectáreas, conforman la Red Natura 2000. Aunque Galicia está lejos de otras comunidades en este sentido, se trata de un vasto terreno que, para dimensionarlo con los incendios, es dos veces superior al territorio que fue pasto de las llamas en el mes de agosto en Galicia (lo que da una idea tanto del tamaño de los fuegos como de lo grande que es la Red Natura en su conjunto). Los incendios son una amenaza para la Red Natura, pero no la única, tal y como desglosan desde Ecoloxistas en Acción en el primero de los cuatro informes que, provincia a provincia, analizan de manera detallada la situación de estos ecosistemas, "abandonados" por las administraciones públicas a juicio de la organización.
MÁS RED NATURA 2000
La entidad ha dado a conocer la primera parte de este amplio estudio ambiental, que solo en el caso pontevedrés cuenta con 175 páginas en las que diseccionan la situación de cuatro zonas de gran valor ambiental: el complejo intermareal de A Ramallosa, el sistema fluvial Ulla-Deza y los sistemas montañosos de Serra da Groba y Serra do Suído, estas dos últimas fuera de cualquier tipo de figura de protección.
Con este análisis Ecoloxistas en Acción constata el "grave deterioro ambiental" que está sufriendo la Red Natura "por el desinterés de la administración autonómica". Así, recalcan que faltan "planes de gestión específicos para controlar y regular el impacto de la actividad humana", pese a ser estos obligatorios para las autoridades europeas. Al tiempo, subrayan la urgencia de que los dos sistemas montañosos antes citados sean consideraros Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), primer estadio para su posterior incorporación a la Red Natura 2000.
De hecho, a juicio de la plataforma medioambientalista, su exclusión actual representa "una grave omisión técnica y legal" que "incumple las directivas europeas de conservación de la naturaleza". El de los sistemas montañosos es, por desgracia, uno de los muchos ejemplos de espacios que no están considerados zonas declaradas de especial conservación (ZEC) y sobre los que Ecoloxistas en Acción pone ahora el foco para lograr una mayor protección.
CUATRO TERRITORIOS A ESTUDIO
Punto por punto, Ecoloxistas en Acción destaca en A Ramallosa la "contaminación de las aguas" y la "desmedida ocupación urbanística del espacio natural", dos aspectos condicionados por un modelo de "turismo masivo sin control ni regulación". La contaminación de las aguas por la presencia de trihalometanos, metales, nitratos y otros compuestos ha llegado a tal extremo que actividades como el marisqueo se han tenido que prohibir en algunas zonas.
No obstante, son las construcciones las que, tal y como reflexiona la plataforma, han fragmentado estos hábitats naturales. "Todas estas presiones de la actividad humana conducen a la perdida de biodiversidad", lamentan sobre un espacio que cuenta con especies en peligro de extinción.
También la fiebre por construir, desde carreteras hasta líneas de alta tensión, sumado a la contaminación industrial presente, está pasando factura al sistema fluvial Ulla-Deza. La agricultura intensiva, las explotaciones ganaderas y una mala gestión de las aguas residuales son responsables de su deterioro, afectada por la cantidad de nitratos producto de las granjas de la zona, que pueden suponer también "un riesgo para las personas".
En el caso de las sierras de A Groba y de O Suído, la ambición de los ecologistas es que formen parte de la Red Natura en el futuro, al contener en sus extensiones "especies vulnerables" y "especies amenazadas" como el garrano gallego, así como "hábitats prioritarios únicos", como carballeiras atlánticas o brañas.
Pese a su valor hidrológico y medioambiental se ven amenazadas las dos sierras por proyectos mineros, como la Mina de Doade, propuestas como la de la pastera de Alti y parques eólicos proyectados en su entorno. Por esto, consideran que su protección es "una obligación legal, un deber ambiental y una oportunidad para un modelo de desarrollo basado en el respeto por la biodiversidad".
De hecho, puntualizan que si su conservación es mejor ha sido gracias a las movimientos vecinales que han luchado contra la degradación ambiental. "Colectivos como Asamblea do Suído, y más recientenmente SOS Suído–Seixo, llevan años documentando impactos ambientales, proponiendo alternativas y denunciando proyecto agresivos", destacan, citando también a 'SOS Groba' como otra plataforma implicada.
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