En España eso no puede hacerse, por eso la Obregón recurrió al liberalismo y capitalismo caníbal de Estados Unidos, donde una vida vale tanto como uno esté dispuesto a pagarla.
El país vecino no permite que la mujer gestante reciba dinero por ello y lo autoriza solo en situaciones muy contadas.
Aunque afirma no tener una postura cerrada, el presidente gallego reclama un debate amplio en el PP y en España.
"La legalización pondría el foco en las mujeres más vulnerables induciéndolas a prestarse a ser gestantes por necesidad".