Encrucillada

José Luis Fernández Carnicero



Nacido en Ourense en 1967. Estudou Maxisterio por Ciencias,especialista en Música. Licenciado en Ciencias Matemáticas especialidade de Estadística e Investigación Operativa na UNED.Postgrado de Experto Universitario en Modelización de Riscos en Entidades Financieiras.


Escrebo en varios diarios de Galiza, nalgúns co pseudónimo de José Luis Fernández Carnicero.

Mestre de Educación Musical no C.E.I.P. Calvo Sotelo (Carballiño).

Membro da Sociedade cultural: O Liceo de Ourense.

Membro do Consello Escolar de Galiza e do Consello Escolar Municipal de Ourense.


Hace algunos días cayó en mis manos el último número de la revista ‘Encrucillada’. Esta revista está llena de personas que hacen una apuesta importante por la reforma de la iglesia Católico Romana. Aunque alguno de ellos sigue una tendencia liberal, la mayoría hace un esfuerzo en contrastar las “normas” de la iglesia romana, con los textos de las Sagradas Escrituras. Este hecho lleva a que me pare en algunos artículos que son vitales para el desarrollo espiritual de cualquier persona. Sea o no sea creyente. Me permitan recalcar que no hablo de dogmas ni de religiones con intencionalidad, sino de normas de la iglesia y de espiritualidad, conceptos admitidos por ateos y agnósticos.


Encrucillada nace hace más de 40 años y actualmente salen a la luz 5 números al año. Así, doy con un artículo de Xosé Antón Miguélez Díaz bajo el título “Carta del Dios de Jesús para encontrar el tesoro del perdón”. De esta forma valiente, el autor lee una carta que el Padre escribe a todos nosotros. Y como sería muy tedioso hablar de todo lo que nos dice, haré un pequeño resumen comentando alguno de los puntos clave. Vayamos por partes.


La carta comienza con una introducción y destaca lo siguiente: “para encontrar mi gracia del perdón considera su calidad y la acoge sumergiéndote en Jesucristo, en su Espíritu y en su Iglesia”. En Jesús, el Padre ofrece un tesoro seguro que podrás adquirir sin dinero (Juan 7:37-38; Mateo 10: 8; Tito 3, 5), con la fe humilde de quien se ponen en la suya escucha y seguimiento (Filpenses 3: 7-9). En el Crucificado entregado por todos y Salvador por excelencia, el Padre ofrece una regeneración profunda que experimentarás no solo como cura o alivio parcial, sino también como salvación vital que reordena y da sentido a tu corazón y a tu vida (Lucas 19: 1-10). “Para encontrar la gracia del perdón nunca pongas en entredicho que yo perdono siempre (Lc 6:35) porque amo siempre (Jn 17: 23). Para encontrar la gracia del perdón alimenta siempre el deseo de perdonar siempre como mín. Mateo 18:21-22. Para encontrar la gracia del perdón te abre bien a tus hermanos necesitados (Santiago 2: 14-I7). Para encontrar la libertad del perdón aprende a desconfiar de ti mismo”. El Padre no desea nuestro malestar y ofrece paz y seguridad (Mateo 14:22-31). Por eso nos pide que no nos apoyemos en nosotros. “Hacer caso del mundo que nos dice que si dudas de ti mismo te van a comer”..., es defender la autoestima sobre todo lo demás. “Para encontrar la libertad de perdón tienes que haber renunciado ejercer de juez de las culpas”. Para penetrar en la hondura de los corazones solo el Padre tiene capacidad (Lucas 6:37; Santiago 4:11-12). Solo Él puede medir con justicia las fuerzas, las posibilidades, las luces, las culpas, las intenciones, la libertad de cada persona. Nosotros únicamente podemos aproximarnos, y muchas veces nos equivocamos. “Para encontrar la gracia y la libertad del perdón tenemos que saber darle el tiempo, y luz, y los pasos necesarios a la reconciliación”. Muchas veces confundimos, y nos confunden algunos teólogos, en que perdonar es olvidar. Mixturando la amnesia (falta de memoria), con la venganza, el odio o la manía. Dios perdona, y cuando dí que no se recuerda de los pecados, es porque ya no tienen efecto sobre nudos. La paga es muerte y Cristo pagó por los pecados. El amor de Dios ve el pago de los pecados y los acuesta en el profundo del mar. “Para encontrar la gracia del perdón le pide a Dios que te ayude” (Mateo 7:7). Si tanto mal te hicieron y no puedes perdonar, le pide al Padre que por su Espíritu te ayude. No te segas la destruir interiormente.


Si somos capaces de aceitar estas premisas, seremos quien de ayudar a transformar nuestra sociedad en un entorno más justo, alcanzando la gracia del perdón. Vivir con manía es imposible.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.

Más opinión
Opinadores

Galiciapress
Plaza de Quintana, 3 15704 Santiago de Compostela
Tlf (34)678803735

redaccion@galiciapress.es o direccion@galiciapress.es
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. EDITADO POR POMBA PRESS,S.L.
Aviso legal - Política de Cookies - Política de Privacidad - Configuración de cookies - Consejo editorial - Publicidad
Powered by Bigpress
CLABE