El Gobierno de España y el coronavirus

Manoel Barbeitos
Economista

Estoy seguro de que ni nos sus peores pesadillas tanto Pedro Sánchez (PSOE) como Pablo Iglesias (UP) llegaron a pensar que les tocaría gobernar en las circunstancias actuales: con una doble crisis provocada por un virus desconocido (CODVID-19) que obliga a un confinamiento que está paralizando las cadenas de producción y distribución, y una importante recesión económica que ya teníamos encima y que económicamente se puede definir como una crisis de oferta. Que la primera experiencia de la democracia española actual con un gobierno de las izquierdas se produzca en tales circunstancias, de las que de ninguna manera se les puede responsabilizar, debería condicionar los análisis y los comportamientos políticos y sociales. Desgraciadamente no es el caso.


Resulta natural que un gobierno nuevo y plural con escasa o nula experiencia de gobierno precise de un cierto período de acople para hacerse cargo de las palancas de poder, para delimitar claramente las responsabilidades individuales y colectivas y para poner en marcha el engranaje de una nueva distribución de responsabilidades en los distintos ámbitos de la administración pública. Si a esto le añadimos las necesidades derivadas de la doble crisis anteriormente enunciada que reclaman acciones urgentes e inmediatas concluiremos que el nuevo gobierno bien se merecía un margen de confianza y de tranquilidad: cuando menos los famosos cien días de gracia.


Pero tal cosa no sucede. A pesar de que en el corto período de tiempo que llevan gobernando (PSOE/ UP) han tomado una serie de medidas importantes que buscan, en primera instancia, paliar en la medida de lo posible el impacto de la epidemia sobre los sectores y colectivos más afectados (asalariados, autónomos, comercio al por menor, pymes…), este gobierno no dispuso de ese margen, ya que, prácticamente desde el día siguiente en que se formó el gobierno, las derechas políticas y sus altavoces, a diferencia por caso de lo que sucede en muchos estados europeos de nuestro entorno también castigados por la pandemia, decidieron no dar un momento de respiro al nuevo gobierno y lanzaron toda su artillería contra el mismo, en un acoso que facilite a un derribo. Una estrategia política que pone en evidencia cómo estas derechas anteponen siempre su ambición de poder a las necesidades de la mayoría de la población.


Por si esto no fuese suficiente, el nuevo gobierno español de izquierdas se encuentra con la realidad actual de la Unión Europea. Porque si resulta indiscutible que los gobiernos europeos más castigados por la pandemia precisan urgentemente de liquidez para hacer frente a los daños provocados por la misma (en el empleo, en la comercialización, en la producción) las autoridades europeas le niegan el apoyo que precisan. Atornillada en su deriva neoliberal, que lidera con mano de hierro Alemania, la UE no es quien de atender esta necesidad de fondos, derivada de la falta de ingresos, tanto de los gobiernos como de los ciudadanos. Una vez más, y cuando más se precisaba de una acción conjunta y coordinada, la Unión Europea opta por las acciones individuales y que suponen más austeridad y, por tanto, más deuda. Caro, muy caro va a pagar la Unión Europea esta deriva insolidaria y fundamentalista que beneficia a unos estados (liderazgos por  Alamana: Austria, Holanda, Finlandia) pero perjudica a una grande mayoría (tanto a los estados del sur como del este). Una deriva que, por otra parte, favorece el crecimiento de las opciones xenófobas y de extrema derecha que crecen en presencia de gobiernos europeos.


A pesar de este marco tan desfavorable, hay que hacer justicia a este gobierno. A pesar de los fallos derivados tanto de la descoordinación, unas veces provocada por los celos mutuos (muy especialmente del PSOE con relación a UP) y otras de las lógicas diferencias ideológicas, como en una gran parte a que, obligatoriamente, tienen que ser improvisadas, el balance de las medidas adoptadas es positivo y deja bien clara la preocupación de este ejecutivo por aquellos que peor lo están pasando (trabajadores, autónomos, comercio al por menor, pymes). Algo que en España no sucedía desde hace muchos, muchos años.


Por estas razones no resulta arriesgado subrayar que si este gobierno (PSOE/ UP) es quien de mantener el barco a flote durante la pandemia hay gobierno de las izquierdas en España por mucho tiempo a pesar de las terribles presiones que le llegan de muchos frentes (nacional e internacional) para que, por caso, el PSOE rompa con UP (los ataques que está recibiendo esta organización y muy especialmente su líder Pablo Iglesias resultan realmente indignantes y vergonzosos). Así parece entenderlo el movimiento sindical mayoritario (UGT, CCOO) que está siendo, con un sentido de la responsabilidad y la generosidad admirables, un soporte muy importante para este gobierno. También la mayoría de los ciudadanos de los pueblos de España, pues prácticamente todas las encuestas dan que, a pesar de los errores, este gobierno sigue teniendo el apoyo mayoritario de la ciudadanía. Sería, así y todo, preciso un mayor y mejor entendimiento del gobierno español con los gobiernos autonómicos para lo cual ambas partes deben superar viejas desconfianzas, congelar algunas reivindicaciones justas pero fuera de contexto y apoyarse mutuamente pues no deberían olvidar que ambas administraciones públicas se precisan.


Ninguna de las partes anteriormente citadas debe, por caso, olvidar el destrozo económico, social,  político e institucional provocada estos años pasados por las derechas españolas (PP).  

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