​El presidente Torra no quiere elecciones

El gobierno de Catalunya ya dispone de presupuestos aprobados en plena crisis de la pandemia del covid-19. No son los ideales dado la situación actual, pero es mejor eso que seguir con la prorroga otro año más.

Pese a que la memoria es frágil, aun recordamos, la declaración que en su día hiciera el presidente de la Generalitat, Quim Torra en la que muy seguro afirmaba que cuando se aprobaran los presupuestos convocaría elecciones en Catalunya. Eso de momento no se va a producir,” sería una irresponsabilidad convocar las elecciones ahora” anunciaba el presidente catalán. Ya tiene la justificación para no abandonar el Palau de la plaza de Sant Jaume al que tanto cariño le tiene y donde ha pasado los días de encierro solitario para curarse del coronavirus, situación que ha superado y nos alegramos por ello.

Dicen que la decisión de aplazar los comicios no fue consensuada con su socio de gobierno, ERC 

-pero sí con Puigdemont- cuyas relaciones no están en su mejor momento y no es de ahora, viene ya de lejos.  Ya se sabe que la potestad de la convocatoria electoral es del presidente, pero los republicanos no conocían las intenciones de Torra con el que no tienen demasiada sintonía. Es un presidente atípico, inseguro y muy dependiente del huido a Waterloo, quien fue su padrino político muy a pesar de los dirigentes de la ya extinta CDC que no veía con buenos ojos a Torra por su poca experiencia política y además de no estar afiliado al partido, iba a ser un hombre de paja de Puigdemont al que solo debía obediencia ciega.

La huida del expresidente a Bruselas dejó abierta una herida grande entre las dos formaciones que gobiernan Catalunya. Una herida que no se ha ido cicatrizando, sino que cada vez se ha hecho más grande. Mientras Puigdemont está libre y aprovecha para estar presente en los medios de comunicación y hasta en el mismísimo Parlamento Europeo, Junqueras está en prisión -ahora con salidas diarias para trabajar- y tragándose la sentencia a la que fue condenado. La situación hasta ahora no ha sido la misma. Bien es cierto que los políticos presos van a estar muy poco tiempo en prisión, pocos los dudan.

Cada mes, por no decir cada semana, las discrepancias públicas -dicen que en privado hay más - son más que evidentes, incluso en el Parlamento se han producido desencuentros entre los dos socios de gobierno. ERC quiere elecciones ya para no aguantar una situación que cada día es más insostenible. Solo respetan el compromiso de gobernar, pero ahora los republicanos consideran que el precio que están pagando es demasiado alto. No quieren seguir. Se esperaba que, una vez aprobadas las cuentas, la convocatoria sería inmediata. No solo no va a ser posible, sino que desde el lado de JXC están produciendo un desgaste contra los republicanos aprovechando la crisis de la pandemia de coronavirus, donde estos tienen las competencias en Salud y Servicios sociales. Dos consejerías directamente afectadas por la pandemia.

El Vicepresidente Aragonés, que vive más directamente el día a día con Torra, sin gran sintonía con él, son dos estilos muy diferentes, calla para no generar más controversia de la que ya hay, no conviene, pero está que trina por la decisión unilateral de posponer las elecciones, cuando en Galicia y País Vasco los comicios se van a celebrar el próximo mes de julio. Nos republicanos no entienden el cambio de opinión del presidente Torra, o si que lo entienden, cuando en toda esta crisis pandémica algunos han actuado en clave electoral.

Sea como sea, las relaciones entre los republicanos y los exconvergentes no van a ir a mejor, sino que la brecha cada mes que pase se va a ir agrandando más, aunque en política nunca se sabe cómo terminan las cosas.