​¿Qué tienen en común la sanidad catalana y el bingo?

Carmen P. Flores

El covid-19 se está llevando por delante a miles de vidas, algunas de las cuales, por su edad no han tenido la oportunidad de ser atendidas. El Bicho ha destapado las carencias de la sanidad: la falta de previsión, organización y los efectos de los recortes sufridos a lo largo de estos años, que nunca volvieron a recuperarse. ¿No es la salud la primera prioridad de los gobernantes?, parece ser que no. 


"La curación es cuestión de tiempo, pero a veces también es cuestión de oportunidades", decía Hipócrates unos de los grandes padres de la medicina.




Torraverges




La situación sanitaria -la económica y social también – se está viviendo, con angustia por parte de la ciudadanía. Una angustia producida por la impotencia de no saber si se ha tenido o se tiene el coronavirus. Eso es así, porque a día de hoy, millones de catalanas/es siguen esperando los tests que le devuelvan la tranquilidad que han perdido durante estos meses de confinamiento. Los dirigentes sanitarios, el gobierno, siguen perdidos en el inframundo del dios Hades, esperando el milagro de los dioses del Olimpo.


Voy hablar de un caso que es realmente increíble. Un enfermo de cáncer de pulmón, operado hace dos años, con el consiguiente tratamiento de quimio, le notifican en enero que el tumor maligno se le había reproducido. Nuevo tratamiento de quimio , radio y finalmente la aplicación de inmunoterapia durante un año más. El tratamiento le ha cogido en medio de la pandemia del Covid-19, cómo a muchos otros. La última sesión de quimio no se la pudieron dar por la situación de posible contagio. Por supuesto no le hicieron los tests del coronavirus, porque no disponían de ellos.


Pasado el mes y medio posterior al tratamiento le hicieron un TAC, el pasado día 20 de este mes. La visita con el oncólogo estaba programa para este 27, miércoles, a las 11,30 para informarle de los resultados. Dos horas de espera y cuando entra su doctor se disculpa argumentando que el TAC no estaba informado y que esperaba hablar telefónicamente con un radiólogo, porque salía un trombo en una de las arterias del pulmón. Como la llamada tardaba. le pidió que por favor esperara fuera. Después de treinta minutos, volvió el doctor, le invito a ir al edificio principal, planta 5ª para que allí le indicaran el tratamiento de heparina que le iban a prescribir con el fin de diluir el trombo. Que había hablado con la doctora y que allí intentaría hablar con el radiólogo porque hasta ahora era imposible localizarlo.


El sufrido paciente siguió las indicaciones, y ya en la planta quinta, la enfermera le tomó las constantes, más análisis de sangre , un electro y le indicó que cuando tuvieran los resultados y hubiera hablado la responsable con el radiólogo, vendrían a explicarle todo. Estamos hablando de las 14,30 horas. A esa hora le dieron de comer. Hasta las 19:00h , no pudieron localizar telefónicamente al radiólogo de turno y finalmente le suministró la primera dosis. Le dieron las indicaciones correspondientes y enviaron al paciente a su casa con todas las indicaciones del tratamiento a seguir y las visitas correspondientes de control.


Los profesionales sanitarios tuvieron una actitud impecable, es más, creo  que con todas las carencias: personal y material, hacen más de lo que pueden, sin ninguna duda. Son unos auténticos héroes que siente su profesión, no como un trabajo sino como una vocación de servicio a la ciudadanía.


La pregunta es:  ¿cómo es posible que desde las 11,30  hasta las 19:00 horas  no  se haya podido localizar a un radiólogo, en dos hospitales de referencia: El Durán i Reynal y Bellvitge? .


Estamos hablando de Barcelona, Catalunya, y no de "Pinganillo de Arriba". Alguna cosa anda mal para que, hechos como éste, que no es una excepción que confirma la regla, sino algo habitual esté pasando, sin que nadie se dé por enterado. ¿Qué está haciendo el gobierno de Quim  Torra?. Es una auténtica vergüenza que casos como éste sucedan cada día. La sanidad catalana es como el bingo, porque el que tiene suerte se lleva el premio. Lo grave de estas situaciones es que la salud no es un juego y los pacientes, bolas, que entran en el bombo y salen al azar y  a quien le toca canta, ¡bingo!. 


Dejar la salud de las personas a la suerte pone en riesgo la vida de las personas, algo que indigna a muchos miles de afectados. ¿Hay alguien ahí que arregle la sanidad o están con eso de la independencia y que la mala gestión es culpa de Madrid?. 

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