Lo del 16 de Julio

Manuel Fernando González Iglesias

El presidente del Gobierno ha anunciado un gran acto de homenaje el próximo 16 de Julio que presidido por el Rey intenta congregar a autoridades europeas y españolas en una especie de Auto Sacramental sobre las victimas de la tragedia del coronavirus. Nada que decir al respecto, salvo que ojalá que por aquellas fechas no nos pase como a los ciudadanos de Pekín con la partida del salmón que se les ha colado a dos distritos de la capital china  y que ha provocado una reacción inmediata de las autoridades de ese país a modo de cierres y controles exhaustivos para determinar quien ha sido esta vez el contagiador oficial de este brote. Si eso pasa aqui ya me veo al Delegado del Gobierno en Madrid dando explicaciones ante la Jueza Rodriguez Medel.


Presidente gobierno pedro sanchez analiza impacto coronavirus


En este país, cuna de esos solemnes Autos Sacramentales se solía, en el pasado, quemar herejes en público, mientras el incienso sacramental bendecía a la mano ejecutora en nombre de Dios y la fe apostólica y romana, algo muy horrible, por lo incivilizado de la acción, de la que llegan hasta nosotros pequeños retazos, de lo que fué y ahora ya no es el poder de la Iglesia en esos momentos de la historia, por ejemplo, sin ir más lejos, la muy reciente homilía del Arzobispo Cañizares en Valencia sobre unas vacunas diabólicas elaboradas según Su Ilustrísima con sangrantes fetos humanos, guiadas por la mano del mismísimo Maligno según nos señala el político ultra Fernandez Díaz pretende acabar con la Católica España y alejarnos de nuestro destino eterno. Vamos que según la teoría del membrillo inconexo, la que pretende organizar Sánchez en Julio lleva la firma de Belcebú con el agravante de propagar el coranavirus maldito. ¡Joder, que mal rollo!


Menos mal, que cuando acabe tanta ceremonia, los juzgados se pondrán de verdad a trabajar, aunque solo sea para averiguar quienes fueron los verdaderos homicidas de tantos compatriotas  en las residencias públicas y privadas a los que no se derivó hacia los hospitales públicos o privados y murieron como perros en lugares en los que, en muchos casos, el ingreso por paciente era el denominador común del amor que algunas empresas y hasta políticos, profesaban a sus residentes, y a los que autoridades autonómicas y municipales también abandonaron a su suerte.

 

Porque, la verdad, pedirle cuentas al Vicepresidente del Gobierno con domicilio en Galapagar, que tiene competencias sobre el asunto, menos cuando pasa algo, es una ilusión tan utópica, como  que el modesto Rayito gane algún día la Liga Profesional de Fútbol. En fin, que ese 16 de Julio, habrá que rezar, una vez más, por las muertes de tantos seres queridos, pero al día siguiente, toca seguir exigiendo justicia y sobre todo responsabilidad penal a quienes pretendan convertir una tragedia en un sainete de mal gusto yéndose de rositas por detrás del escenario.

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