​¿Será gafe también Puigdemont?

Carmen P. Flores

Hace unos años se conocían los resultados de una encuesta sobre los países europeos que eran más supersticiosos -cada cierto tiempo vuelven a repetirla-, y en ella salía que los españoles son los europeos más supersticiosos por delante de italianos, alemanes y franceses, con más del 60% de la población que reconoce tener alguna superstición.


Carles puigdemont 19092018


La superstición del gafe dice que este no solo atrae la desgracia, sino que la propaga hacia los demás. Ya Shakespeare en su obra Julio Cesar describe a los gafes como “hombres que nunca tienen el corazón tranquilo mientras contemplan a alguien más grande que ellos, lo que les hace peligrosos”.


Los gafes son personajes que se pueden encontrar en todas partes sin excepción. En el mundo de la política los hay también. Los políticos gafes que han tenido responsabilidad en los gobiernos son más visibles por razones obvias. Se decía de José Maria Aznar, en su etapa como presidente del gobierno que había sido una persona gafe. Durante su mandato “llovieron” unos cuantos desastres: Se hundió el Prestige. Marruecos “invadió” el islote Perejil. Se declaró una huelga general. La gente salió a la calle por el apoyo del gobierno español a la invasión de Irak. Chocaban los trenes. Caía en Turquía un avión militar donde murieron los militares en iban a bordo. Incluso había directivos del Real Madrid que achacaban al presidente del gobierno ser gafe en los partidos a los que asistía en el Bernabéu.


Pero Aznar no ha sido el único presidente gafe que ha tenido España. De todos es conocido que a Rodriguez Zapatero le pusieron el cartel de gran gafe. El presidente Zapatero apoyó a Kerry y este perdió frente a Bush. Lo mismo hizo con Scheöder y el alemán cosechó una derrota de las que hace época. Idéntico destino corrió Ségolène Royal en Francia frente a Sarkozy tras contar con el apoyo de Zapatero. La lista es bastante más larga. La antorcha del personaje gafe la ha recogido en estos tiempos Carles Puigdemont que cuenta en su haber con unos cuantos acontecimientos a sus espaldas que le confieren el título de gafe.


En el mes de febrero, Puigdemont quiso darle una buena bofetada al gobierno y a  la justicia española. Para ello celebró en Perpiñán su gran mitin para desmotar su poder. Allí fue recibido con grandes honores por el entonces alcalde, Jean-Marc Pujol, al quien las urnas han dejado sin cargo este domingo al conseguir la ultra derecha hacerse con el sillón municipal, con el 53% de los votos. Una derrota sin discusión y que muchos achacan al acercamiento de Jean-Marc Pujol. En sus palabras de bienvenida, el exalcalde le decía al mesías que Perpiñán era tierra de acogida de exiliados. ¿Se exiliará él también a Bruselas ante el fracaso tan rotundo de su candidatura?


El gran mitin en Perpiñán, al que asistieron, según los organizadores, unas 100.000 personas que contribuyeron a agravar los efectos de la pandemia en Catalunya. Frente a esto todos los implicados, incluido el presidente Torra han callado como si el tema no fuera con ellos, cuando la manifestación del 8M en Madrid ha sido y seguirá siendo, según los partidos de la oposición uno de los focos de contagio del Covid-19. ¿Por qué en Catalunya todos callan, incluidos algunos de los partidos de la oposición que se llaman de izquierdas? ¿Qué pasa con las muertes de infectados por el mitin de Perpiñán? Y es que  “la política hace extraños compañeros de cama”, dicen.


Entre otros logros gafes de Puigdemont está el de haber conseguido dividir al independentismo catalán y ha hecho saltar por los aires al partido que lo llevó a la presidencia del govern. 


Tampoco hay que olvidar la brecha abierta con ERC, que está dinamitado el gobierno catalán. Desde la distancia y con todo el tiempo del mundo, “elabora” la estrategia de acoso y derribo a los republicanos para desgastarlos de cara a las nuevas elecciones, sobre las que él mismo decidirá la fecha, aunque Torra sea el que lo diga públicamente.


Al final algunos se preguntan. ¿Será otro gafe Carles Puigdemont? Está claro que sí, aunque eso se puede mejorar con la ayuda inestimable de su asesora Pilar Rahola porque igual le facilita algunas pócimas que aprende en sus viajes a México para dar conferencias al colectivo judío y le revierte la sombra al nuevo gafe del panorama político catalán.

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