Los tres tenores y el último tongo en Perpiñán

Carmen P. Flores

Perpiñán, sigue siendo un lugar estratégico en la Catalunya nord, aunque a los franceses no les haga ninguna gracia. Tanto que, en las últimas elecciones, la ultraderecha se ha hecho con el gobierno de la ciudad. Ciudad extraña, dice más de uno.


Los expresidentes de la Generealitat Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra en Perpignan (Francia)




En la memoria de los que tienen una cierta edad están los viajes a Perpiñán a ver las películas porno que en España estaban prohibidas. La más conocida de ellas, “el último tango en París”. Después, con la prohibición de los toros en Catalunya, los aficionados, que los hay, también tienen a Perpiñán como lugar al que acudir para presenciar el espectáculo taurino. Tampoco se nos olvida que esta ciudad francesa sirvió de escenario del encuentro del etarra Josu Ternera, comida incluida, con Carod- Rovira que formaba parte del gobierno de Maragall y que ejercía de presidente en funciones en esas fechas.


Puigdemont eligió esta ciudad como santuario independentista, claro el suyo, donde se han producido encuentros y una gran manifestación en plena pandemia que trajo más de un infectado, aunque algunos miren para otro lado y no lo reconozcan. 


El pasado viernes, con la presencia del Rey Felipe VI en Barcelona, a Puigdemont se le ocurrió llevar a cabo una contra programación el mismo día, en Perpiñán. En el cartel de oradores estaban Torra, Más y Puigdemont, los tres expresidentes, delante de tres atriles con los logos de la Generalitat ubicados en la Casa de la Generalitat en Perpiñán ¿Pueden hacer uso de ellos? No recuerdo que Maragall ni Montilla hayan utilizado esta simbología institucional para ninguno de sus actos- Aunque claro, estos son los reyes de mambo y se lo pueden permitir. Eso sí, todo pagado por los contribuyentes. “El poder arbitrario es más fácil de establecer sobre las ruinas de la libertad maltratada por el libertinaje.”, decía George Washington. 


La puesta en escena de los tres tenores no deja duda sobre quién maneja los hilos: Puigdemont en el centro; a su derecha Torra; y Más a su izquierda, como si fuera el último mono del proyecto, pero que es necesario que se visualice. Los tres tenores, que en privado se llevan muy mal, aprovecharon la ocasión para arengar a los suyos y firmar “la declaración de Perpiñán”, de veinte y pocas líneas cuyo autor se desconoce. No sé si la intención del trío era emular el tratado de Perpiñán firmado en 1473 entre los representantes de Luis XI de Francia y Juan II de Aragón que pusieron momentáneamente fin al conflicto por los condados de Rosellón y Cerdeña, previo pago de 300.000 ducados al monarca francés.


El primero en hablar, Artur Mas, se ha preguntado si es normal que en la Europa del siglo XXI tres presidentes de la Generalitat hayan sido represaliados y ha calificado de “absolutamente inmoral” que esto pase mientras que el Rey emérito se ha fugado. Según Mas, la Europa de los derechos humanos es incompatible con España, un país que se dedica a la represión. Lo ha dicho y se ha quedado mirando al cine cerrado donde proyectaban en su día el último tango en París. Se olvida de explicar que los tres expresidentes se encuentran en esa situación por pasarse las leyes por la entrepierna y como afirma el escritor Palazuelo en su obra Nunca es tarde para morir “lo que es ilegal es inmoral”.


Un Mas que dijo en el 2012 que “hemos puesto rumbo a Ítaca” y no solo no llegó, sino que su barco se hundió ante una tormenta de la que tenía noticias, pero no quiso hacer caso. ¿Inmoral? Eso parece, También es inmoral que la empresa donde trabajaba el hermano de su mujer, pasó de estar casi en quiebra con una facturación de 5 millones a facturar 322 millones en el 2012, precisamente. ¿Esa es la Ítaca a la que algunos llegaron? Tampoco tiene en cuenta que fueron sus amigos de la CUP quienes lo vetaron para ocupar el cargo por segunda vez. Decía Cicerón que “servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable.”


Por su parte, Puigdemont sigue en su línea de crítica al Estado afirmando que el cese de Torra “es una vergüena”a su cese por el Estado y ha aventurado que otros presidentes pueden ser víctimas como él. Se olvida que el responsable mayor ha sido él. Y hablando de inmoralidad, debería cardarse Puigdemont de los 6.000 euros que cobra su esposa por un programa en la televisión de la Diputación de Barcelona…


Torra, el valido, más de lo mismo en su discurso, aunque dejó una incógnita preocupante viniendo de él ,cuando manifestaba que “la mediación nos la tenemos que ganar nosotros, y para ganarla tenemos que hacer cosas”. ¿Se referirá a las manifestaciones con quemas de fotos y banderas, choques con los mostos e insultos a los periodistas? ¿Es una buena estrategia para echar más leña al fuego?. Eso sí, todo pacíficamente como se ha podido comprobar. Sin olvidar que cada vez son menos los manifestantes ¿Se habrán dado cuenta de la tomadura de pelo de los tres tenores? Que por cierto, desafinan de lo lindo. 


Lo que han tenido en común las intervenciones de los tres “represaliados” por el Estado y la injusticia española es seguir dándole caña a las instituciones y pedir una vez más la intervención de Europa. No se acaban de enterar de que Europa no les hace ni puñetero caso, que considera la democracia española garante de las libertades de toda la ciudadanía y que el tema que denuncia es un tema interno del país. Las leyes son para cumplirlas, y más los que tienen responsabilidades de gobierno. Existe un parlamento donde se pueden modificar si no se está de acuerdo. Además, el dialogo no significa la imposición de las ideas de uno sobre los demás. Eso es sencillamente un monólogo que podría hacer bien el bufó Albà, o la reinona Rahola. La actuación de los tres tenores en la Casa de la Generalitat de esta ciudad, se puede calificar como “el último tongo en Perpiñán”. 


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