La audiencia de los periódicos gallegos en papel se hunde una media del 25% y algunos caen el 50%

El año 2.000 resultó pésimo para los diarios en papel en Galicia. Así se desprende de los datos de la primera oleada del Estudio General de Medios (EGM) de 2021, a la que ha tenido acceso Galiciapress.

El consumo de diarios cayó en un año más del 25%. El descenso fue mayor en los deportivos (-39%) y en los económicos (-45%) que entre los informativos (-25%). Publicaciones deportivas como As perdieron más de la mitad de su público, en parte debido a la suspensión de algunas competiciones. 

Por cabeceras, La Voz de Galicia sigue siendo la líder en lectores, a pesar de perder el 14% el año pasado, cayendo hasta 356.000. Le sigue a bastante distancia Faro de Vigo, que se dejó un 26% de lectores y está en 119.000. Ninguna otra cabecera supera los 100.000 lectores y solo El Progreso y La Región llegan a los 50.000. 

Por provincias, los tradicionales feudos siguen inalterables. En A Coruña liderato para La Voz, en Ourense para La Región, en Pontevedra para Faro y en Lugo para El Progreso, unas de las cabeceras que mejor resisitió.

Curiosamente, la provincia de Lugo es la que más prensa en papel consume, el 31% del público gallego de los diarios en papel es lucense, pese a que Lugo es la provincia con menos habitantes, según las respuestas a los encuestadores del EGM. 

Entre las informativas, las cabeceras gallegas más golpeadas el año pasado fueron las más pequeñas, más sensibles ante los vaivenes del mercado. Así, por ejemplo, Diario de Arousa se dejó el 50% de s público, Atlántico el 42% y La Opinión el 36%. 

LA TELEVISIÓN E INTERNET SE LIBRAN DE LA CAÍDA

Todos los medios sufrieron retrocesos de audiencias el año pasado, en parte debido al coronavirus. Los más afectados, con mucho, fueron los medios en papel. Si los periódicos cayeron un 25% de media, las revistas lo hicieron un 20%. 

Cifras mucho mayores al pequeño paso atrás de la televisión (-1%), internet (-4%) o radio (-5%). Algo hasta cierto punto esperable, pues los confinamientos domiciliarios y los cierres hosteleros perjudican más a los medios físicos, aunque también reducen el consumo, por ejemplo, de fútbol en los bares.