Arde Bogotá (y la lluvia), la causa de mi laringitis
Los chubascos que regaron A Coruña este sábado no evitaron, aunque por poco, un gran concierto de la banda de Cartagena en el ciclo Coruña Sounds.
¿Cuántas palabras pueden existir en gallego para designar a la lluvia? Sean cuantas que sean, los Arde Bogotá las conocieron todas este sábado. Los cowboys de la A-3 tomaron un desvío a la A-6 para plantarse en A Coruña y ofrecer uno de los pocos conciertos programados en España durante este año. Después de romper todos los registros con su segundo álbum, publicado allá por 2023, en este 2025 y tras más de dos años girando de punta a punta, la banda referencia del indie nacional decidió bajar un par de marchas para no gripar un motor que ya ha visto dar varias vueltas al cuentakilómetros.
El de la ciudad herculina era el primer show en el norte después de arrancar con dos conciertos en su Cartagena natal y deslumbrar en el Mad Cool, pero esa tormenta que los sigue desde Benidorm se posó sobre el Muelle de Batería, donde aguó a los miles y miles que se congregaron para ver a los cartageneros en el marco del ciclo de conciertos de Coruña Sounds.
"E SE CHOVE...
Amenazaba desde primera hora del sábado con romper a llover en cualquier momento. Eso no amedrentó a algún grupúsculo que, horas antes de la apertura de puertas, ya guardaba religiosamente el sitio a la entrada del puerto, siendo los pasajeros de los cruceros los que disponían de una mejor panorámica del escenario desde sus camarotes. Sin embargo, a medida que se acercaba la hora crítica, más humedad había en el ambiente, hecho que, tal vez, motivó alguna variación en los horarios prefijados.
Así, el hispano-británico Michael Foster salió más tarde de lo esperado para caldear un ambiente destemplado por las primeras gotas que empezaban a empapar a los asistentes que, también goteando, comenzaban a llenar el recinto y las inmediaciones, con colas que llegaban más allá de los límites de los Jardines de Méndez-Núñez. A falta de un cuarto de hora para que comenzase el concierto principal, el goteo se tornó en un torrente de personas que por poco superan al despliegue de seguridad.
Para la salida al escenario de Arde Bogotá la tormenta ya estaba encima de nuestras cabezas y solo quedaba aguantar el chaparrón, como hicieron Antonio y compañía. El vocalista se enfrentó de cara al aguacero y su pelo fue el peor parado, pues su larga melena pronto se vio incapaz de absorber el diluvio. De iniciar el baile con 'Veneno' y poner a todos a botar con 'Abajo', cuando más arreció la lluvia fue con 'Qué vida tan dura', tema más que oportuno para la ocasión.
...QUE CHOVA"
La tromba no solo afectó a algunas gargantas, sino que dañó los aparatos de sonido del escenario y rompió por completo el ritmo de la actuación, que tuvo que suspenderse durante unos "5 minutitos" que se convirtieron en cerca de media hora. "Le pregunté a ChatGPT antes de venir y me dijo que trajese paraguas", comentaba una de las fans. Para otro día queda el debate de si deben permitirse o no los paraguas en los conciertos, pues tapan más de lo que cubren y en este punto de la tempestad ya muchos creían que el concierto no se reanudaría y comenzaron a enfilar la salida desencantados cuando apenas llevábamos media docena de canciones.
Felizmente, la borrasca dio una tregua y los técnicos lograron sobreponerse a las precipitaciones sin que se viese afectada la calidad del sonido, sobresaliente dadas las circunstancias. Para entonces, la melena del cantante ya se había secado e, incluso, había tenido oportunidad de cambiarse de camisa. Los Arde Bogotá, conscientes de la incomodidad de aquellos que aguantaron estoicos en su posición, no se prodigaron en discursos y, aunque vieron alterado su planning -sobre todo a nivel escénico y de continuidad narrativa-, lograron despegar con sus temas más recientes como 'Flores de venganza' y 'La Torre Picasso', una rara avis en un panorama musical donde cada vez más temas se quedan por debajo de los tres minutos de duración, mientras que esta banda apuesta por uno que supera los ocho minutazos.
Para 'Virtud y Castigo' o 'Copilotos' desplegaron a toda una orquesta de cuerdas para acompañarlos, mientras que temas como 'La Salvación' solo necesitaron el aderezo de un público entregado coreando cada verso. La traca final, tras una nueva pausa, llegó con 'Los perros', 'Antiaéreo' y 'Cariño', tema con el que echaron la persiana para recibir una ovación entusiasta pero breve, pues todos deseaban llegar a casa cuanto antes para sacarse las zapatillas encharcadas y tratar de evitar una laringitis causada a partes iguales por el vendaval que intentó, sin éxito, ahogar el segundo concierto del Coruña Sounds, que inauguró Leiva la semana pasada y que clausurará Sabina en septiembre, y por una banda que obliga a cantar cada uno de sus temas a pleno pulmón. Solo queda tener fe, confiar en Arde Bogotá y en el espidifen, y ya mañana lo arreglamos...o nos curamos.
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