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El ferrolano Álvaro Fernández es, con 19 años, uno de los futbolistas gallegos con más proyección del panorama.
Galicia es una tierra de emigrantes, algo que se puede trasladar fácilmente al balompié. En los últimos años los ejemplos son muchos y claros: Nico se fue al Barça, Hugo Novoa al Leipzig, Angeliño al City, Guille Bueno al Dortmund… Y, entre todos esos nombres, sobresale el de Álvaro Fernández, un muchacho que, tras pasar por las canteras de Deportivo y Real Madrid, es en estos momentos una de las joyas con más proyección del Manchester United, que lo tiene en consideración para el futuro más inmediato.
Este parecía ser el año de Fernández, después de un cambio de técnico y de empezar de cero habiendo conquistado el año pasado el título a ‘Jugador del año’ en el equipo reserva. No obstante, sin sitio en el primer equipo, la dirección técnica consideró que lo mejor para el ferrolano era seguir su desarrollo en otro club, lejos de la Youth League, pequeña ya para este muchacho de 19 años.
Su salto no ha sido a cualquier equipo, sino al Preston North End, un histórico del fútbol inglés que se encuentra en la Championship, el escenario perfecto para foguearse. En los dos primeros partidos de Liga Fernández gozó de minutos en el segundo tiempo, y el partido de Copa ante el Huddersfield contribuyó a la goleada de los suyos con dos asistencias de gol para el 1-4 final. Partió de titular, pero solo disputó 45 minutos.
Fernández tiene mucho que demostrar todavía y no lo tendrá sencillo, ya que en los últimos duelos la apuesta del técnico del Preston, RyanLowe, pasa por el esquema de tres centrales, con el experimentado Brady de carrilero, lo que cierra la puerta, de momento, al gallego en el once del cuadro inglés.
Pero Erik ten Hag y su equipo siguen con mucha atención su progresión. El técnico holandés no ha empezado con muy buen pie su andadura en Old Trafford, con derrotas sonadas como el 4-0 que le endosó el Brentford. Si el lateral sigue demostrando sus capacidades, tal vez en enero reciba una llamada para reincorporarse a un equipo que sufre especialmente en el aspecto defensivo. Con Fernández en el carril zurdo, ese problema tendría fácil solución.
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