"El año que viene, Pampín contra Lamine": canterano del Celta, protagonista en la fiesta de ascenso del Levante

La plaza del Ayuntamiento de Valencia se quedó pequeña ante la marea azulgrana que salió a la calle a celebrar el ascenso del Levante UD a Primera División. Un gol de Carlos Álvarez desde la media luna del área en el descuento permitió a los valencianos regresar a la élite, una categoría que se le resistió varios años y de la que ya forma parte como el primer equipo en promocionar. La fiesta fue absoluta en la ciudad del Turia, donde los incondicionales se acordaron no solo de aquel que marca los goles, sino del que los evita. Y es aquí donde emerge la figura de Diego Pampín, protagonista inesperado de las alegrías levantinistas.

UNOS DÍAS ESTÁS ABAJO, OTROS ESTÁS ARRIBA...

La vida ha cambiado mucho para Diego Pampín. Hace tres temporadas decidió salir del Celta de Vigo. La falta de oportunidades en el cuadro celeste, donde se miraba a la cantera mucho menos que ahora, le obligaron a buscarse las habichuelas lejos de A Madroa. Fue en Andorra donde encontró la estabilidad y las oportunidades en un club con un proyecto ambicioso que en su primera temporada se permitió, incluso, soñar con ir más allá. No obstante, ese debut fue solo una ilusión y al año siguiente los resultados condenaron a los del Principado, relegados a Primera RFEF.

Pese a la mala temporada general, Diego Pampín fue de lo poco salvable en los andorranos. En el microestado se hizo mayor y líder de la zaga, llamando la atención de equipos por encima de esa división de bronce a la que parecía condenado. El más insistente fue el Levante, que se llevó el gato al agua y se hizo con un futbolista capaz de actuar tanto de central como de lateral, donde se ha destapado como uno de los mejores de la categoría. 

Indiscutible y con casi 3.000 minutos a sus espaldas, desde su debut en agosto en la Jornada 3 solo se ha perdido cinco encuentros y desde diciembre, cuando tuvo media hora de juego contra el Burgos, ha completado los 90 minutos en el resto de fechas. Su segunda vuelta ha sido sobresaliente y para el recuerdo queda, además de todo el arrojo en defensa, el gol al Huesca para abrir la lata y con el que, a la postre, celebrar un triunfo sin el que hoy el Levante no podría celebrar el ascenso. 

Ahora, Pampín descubrirá lo que es la Primera División. Lo sabe él y lo sabe una afición que le cantó: "El año que viene, Pampín contra Lamine". El de Oleiros tiene ahora el reto de frenar al diamante más brillante del fútbol mundial y seguir quemando etapas en el Levante, donde parece haber encontrado un ecosistema ideal para crecer como futbolista,

“Sois especiales, tenéis un sentimiento muy especial”, declaraba ayer emocionado ante los suyos. Su futuro parece ligado al Ciutat de València y a Primera División. El año que viene Pampín contra Lamine.