Arenteiro, Pontevedra, Racing de Ferrol o Lugo, en medio de la Guerra Civil madrileña de la Primera RFEF
La comunidad gallega, con cinco representantes, será la que aporte más clubes al Grupo I, donde estará el Castilla pero no el Atleti B.
"No se veía una España tan dividida desde el 36". El tuit en cuestión no habla de actualidad política -que podría-, sino de la disposición de los grupos I y II de la Primera RFEF, donde se ha realizado el reparto para la temporada 2025/26, arrojando un resultado, vamos a decir, fraccionado. Los equipos gallegos quedan encuadrados en el Grupo I, con casi todos los equipos del noroeste y con solo uno de los tres equipos madrileños, en una división que pocos entienden y que deja al Real Madrid Castilla en una liga y al Atlético de Madrid B en otra.
REAL MADRID NORTE; ATLÉTICO SUR
De esta manera, el filial blanco se medirá a Racing de Ferrol, uno de los cocos de la categoría, Arenteiro, consolidado desde su llegada a la división de bronce, Celta B, que mostrará al mundo una nueva camada de talentos celestes, Ourense CF, obligado a reinventarse tras la salida de Pablo López, Pontevedra, de vuelta a la antigua 'Segunda B' tras salir campeón de Segunda RFEF, y CD Lugo, que busca la tan esquiva estabilidad de la mano de un Yago Iglesias que fue el arquitecto de los sueños de la grada de Pasarón.
Galicia es, de hecho, la comunidad más representanda en este Grupo I. Castilla y León, con tres -Ponferradina, Unionistas y Zamora- y País Vasco -Athletic B, Arenas de Getxo y Barakaldo- son las otras comunidades con más representantes, que podrían empatar con Madrid si no hubiese esta particular escisión que deja al Atlético de Madrid y al Alcorcón en el Grupo II, encuadrados con históricos como Hércules, Cartagena, Gimnástic de Tarragona, Murcia, Europa o Sabadell.

UN REPARTO SIN SENTIDO
¿Por qué se ha dado así? Con 40 contendientes, el reparto tiene que hacerse en dos campeonatos de 20 equipos. La sorpresa llega al ver que Madrid está partida en dos, algo que podría haberse evitado con solo mandar a Guadalajara y Talavera de la Reina, los dos equipos manchegos, al Grupo II.
Habría otras combinaciones posibles, como encuadrar a Tenerife, único canario del campeonato, y Osasuna B, también único representante navarro, al grupo de los equipos del este y sur peninsular, ya que las distancias serían parejas -a los tinerfeños nadie les quitará de tener que moverse en avión, como le sucede al Ibiza, pero para el filial rojillo no es lo mismo ir a jugar a Tarazona que a O Carballiño-.
Los motivos de esta división, en cualquier caso, son un misterio. Los más mal pensados pueden caer en la tentación de considerar que los filiales de Real Madrid y Atlético de Madrid han caído en dos grupos diferentes porque así hay más opciones de que los dos puedan subir de manera directa a Segunda División. Para ello tendrían que ganar sus respectivos grupos. También podrían enfrentarse en un hipotético cruz en el playoff de ascenso a Segunda, lo que daría morbo a la recta final del campeonato. No obstante, cabe puntualizar que han sido los propios clubes los que han aprobado este reparto. Razones puede haber muchas para explicar este sinsentido, pero verdaderos motivos casi ninguno.
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