(Vídeo) Magnicidio copero: Ourense CF tumba a un primera, el Girona, y le espera un grande

El Ourense CF volvió a firmar una de esas noches históricas de Copa del Rey en O Couto, derrotando por 2-1 a un Girona FC de Primera División y sellando su billete para una tercera ronda en la que su rival tendrá que salir de un cuarteto de gigantes formado por Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid o Athletic Club. 

El conjunto de Dani Llácer, que ya se había ganado el apodo de “matagigantes” tras eliminar al Real Oviedo, añadió un nuevo capítulo a su leyenda ante un Girona con pasado reciente en Liga de Campeones.

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Salida en tromba y gol de Yuste

No había pasado ni un minuto cuando O Couto estalló de euforia: un córner ejecutado por Hugo Sanz y prolongado desde la izquierda acabó en la cabeza de Álvaro Yuste, que se adelantó a la zaga catalana para poner el 1-0 con un remate potente y ajustado al palo. El tanto prematuro reforzó el plan de Llácer, que había apostado por un bloque intenso y valiente, decidido a discutirle el partido a un rival de superior categoría desde el primer segundo.

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El gol tempranero encendió a la grada y dio alas a los azulones, que durante buena parte del primer tramo del partido se mostraron más cómodos, ganando duelos, especialmente por alto, y obligando al Girona a correr hacia atrás más de lo esperado. Ourense se jugaba algo más que una eliminatoria: defendía un relato copero construido en los últimos meses.

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El penalti polémico y la reacción del Girona

Con el paso de los minutos, el Girona empezó a inclinar el campo y encontró premio en una acción envuelta en polémica: el colegiado señaló un penalti muy discutido de Álvaro Yuste sobre Joel Roca, en una caída dentro del área que el banquillo ourensano protestó con vehemencia. Yáser Asprilla ejecutó la pena máxima, se topó primero con la parada de Alberto Sánchez, pero cazó el rechace para firmar el 1-1 y silenciar momentáneamente O Couto.

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Ese empate reforzó la idea de un Girona que, pese a las rotaciones, mantuvo su vocación ofensiva y trató de imponer su mayor calidad en campo rival y su 62,5% de posesión. El conjunto catalán empezó a acumular llegadas: Roca, Abel Ruiz y el propio Asprilla dispusieron de ocasiones claras, obligando al portero azulón y a la zaga local a redoblar esfuerzos para llegar vivos al descanso.

Tras el paso por vestuarios, Ourense CF salió de nuevo decidido a mandar en el partido, con un centro raso de Marco Camus que se paseó por el área sin encontrar rematador como primera declaración de intenciones. En la banda, Dani Llácer interpretó el choque con la misma valentía que había mostrado en la previa, donde ya había advertido que en O Couto “todo es posible” y que el equipo estaba preparado para otra “salvajada” copera.

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El técnico azulón comenzó a mover el banquillo y encontró premio: la entrada de Omar Ouhdadi, Aymane Jelbat y Adrián Guerrero refrescó la presión y dio más colmillo a las transiciones, manteniendo el bloque junto pero con capacidad para salir con peligro. La apuesta de Llácer por mantener la ambición, en lugar de refugiarse atrás, fue clave para cambiar la dinámica y volver a poner en aprietos a la defensa gerundense.

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El 2-1 de Omar y el sufrimiento final

El momento culminante llegó en el minuto 64, en una acción que resume el carácter del equipo: robo de balón en campo rival de Álvaro Yuste, conducción y apertura, centro-chut de Aitor Aranzabe desde el costado izquierdo, parada del meta visitante y aparición de Omar Ouhdadi para, con la zurda, mandar el rechace a la red y poner el 2-1 definitivo. El gol desató otra explosión en las gradas y reforzó la sensación de que Ourense CF no solo compite, sino que muerde cuando huele sangre, incluso ante un Primera.​

Lejos de derrumbarse, el Girona se volcó en busca del empate, acumulando hombres de ataque y obligando a los ourensanos a defender cada balón parado como si fuera el último. Los catalanes terminaron con 19 disparos, cinco a puerta y un remate al larguero de Viktor Tsygankov en el descuento, en una falta lejana que heló el corazón de O Couto antes del estallido final del pitido del colegiado.

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Datos que explican la gesta

Las estadísticas cuentan otra parte de la historia de esta hazaña copera: el Girona dominó la posesión (62,5% frente al 37,5% local) y completó 495 pases por los 293 del Ourense, mostrando su jerarquía con balón. Sin embargo, el conjunto de Llácer fue más eficaz en las áreas, con 13 remates totales y 6 a portería, y un dominio abrumador en el juego aéreo, donde ganó 11 duelos por solo 2 del equipo catalán.

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En defensa, el Ourense completó 14 entradas, con un llamativo 100% de eficacia en los tackles, además de 12 despejes que sostuvieron el marcador en los minutos de mayor agobio. El partido también fue intenso en lo físico, con 15 faltas cometidas por el Ourense y 14 por el Girona, en un ida y vuelta que reflejó la tensión de una eliminatoria a partido único ante un estadio entregado.