#Claves de la semana

Los lobos ya son los primeros clientes de los criadores de caballos gallegos, alerta Pedro Alonso

El desequilibrio ecológico del rural de Galicia es tal que algunas ganaderían tienen en las ayudas públicas por los daños del lobo su principal fuente de ingreso, explica uno de los mayores expertos del país, un biólogo crítico con la nueva norma que prohíbe cualquiera batida y que cree estimula la caza ilegal gracias a la vista gorda de algunos funcionarios.


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Un centenar de personas pasaron de la playa una calurosa tarde sabatina de agosto para atiborrar una conferencia sobre el difícil equilibrio entre la conservación del medio y el futuro económico del rural gallego.

 

El éxito de convocatoria de la charla "O Lobo en 2023, un camiño incerto" de Pedro Alonso Iglesias el 12 de agosto en Cariño demuestra hasta que punto la nueva norma que prohíbe las batidas sigue sigue generando polémica dos años después de su entrada en vigor. 

 

Conferencia sobre el lobo en Cariu00f1o en una foto de Manuel Vilas
Conferencia sobre el lobo en Cariño en una foto de Manuel Vilas

 

La charla estuvo organizada por la Asociación Fragas de Ortegal, que promueve la protección de bosque tradicional, casi extinguido allí. La comarca soporta macro-plantaciones de eucalipto, un monocultivo (en A Mariña y Ortegal crecen desde su límite de altitud hasta las playas) que es uno de los factores que ha desequilibrado el ecosistema y, por lo tanto, la fauna. La comarca es también uno de los lugares donde el lobo está reconquistando terreno, creando problemas a los ganaderos, especialmente a los que crían caballos.

 

Pedro Alonso Iglesias es uno de los mayores expertos de Galicia sobre este tema. Es biólogo con tres décadas de experiencia en trabajos de campo, responsable de numerosos estudios de impacto ambiental, coguionista del documental Entre pastores e lobos y autor de diversos artículos científicos, como, por ejemplo, Censo da poboación de lobos (Canis lupus) do norte de Galicia e estimativa da densidade


 

 

 

El científico es también una persona vinculada al nacionalismo gallego de izquierdas y que ha colaborado con varios colectivos ambientalistas, como Erva o ADEGA. Su perfil es, a priori, el que algunos relacionan con los defensores a ultranza de la prohibición de cazar lobos. No es el caso y en Cariño se esforzó en explicar, con datos científicos, porqué. Parte de esos datos se pueden consultar en la presentación exhibida en la conferencia, que figura a continuación:

 

 

 

El experto empezó reconociendo que el lobo es un compañero conflictivo en la historia humana, en parte porque compite con nosotros en la cima de la pirámide depredadora. Un "importante conflicto social" que se ha disparado en Galicia y en España desde que el Gobierno de izquierdas lo incluyese en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE)
 

Simplificando, la LESRPE impide cualquier caza del lobo, cuando antes las autonomías como Galicia -uno de los lugares con mayor densidad de lobos del mundo- podían autorizar batidas limitadas en zonas con muchas pérdidas ganaderas.

 

CONFLICTO ENTRE ANIMALISTAS Y GANADEROS

Producto de esta norma, Alonso apunta a un enquistamiento de posiciones entre dos extremos. 

 

Por una parte, ha surgido “un sector muy radicalizado", "extremista políticamente" y contrario a esta protección. En frente, hay otro polo "igualmente radical", que busca hacer del cánido una bandera de los derechos animales, animalismo que cada vez tiene más peso en la sociedad. El experto lamenta esa polarización entre los extremos, que además ve sin visos de solución. 

 

Protesta de ganaderos contra la protección del lobo en Viveiro en una imagen de Unións Agrarias
Protesta de ganaderos contra la protección del lobo en Viveiro en una imagen de Unións Agrarias

 

El conflicto social no es, eso sí, igual de virulento en todo el rural. Alonso indica que en las zonas donde hay cierto dinamismo económico -con grupos de ganaderos jóvenes- la población es más crítica con la norma, mientras que la oposición es menor en las áreas rurales que ya están prácticamente despobladas, como sucede en gran parte del interior de las montañas lucenses y ourensanas. Con todo, "Galicia no es Yellowstone", recordó en referencia a la proverbial dispersión poblacional del país.

 

 

 

El biólogo pide reflexionar sobre si es adecuado en España adoptar políticas que favorezcan la expansión del territorio del lobo cuando hay zonas en las que el lobo pone en peligro la supervivencia de explotaciones ganaderas extensivas, una de las pocas actividades económicas que subsisten en muchas montañas gallegas, ayudando a conservar una cultura y un modo de vida, formando parte del equilibrio de esas zonas, en las que el hombre siempre ha jugado un papel en el ecosistema. 

 

¿SUBVENCIONES, PARA QUÉ?

¿Las ayudas por los daños que causa el lobo no solventan el problema? Alonso indica que hubo años en que se agotaron los presupuestos, dado el gran volumen de ataques. Por ejemplo, en concellos como Muras, Ourol o Abadín asegura que hay explotaciones que en la época de partos cada dos o tres días pierden un potro. Los lobos son animales voraces, que viven entre el hambre y el empacho.

 

No es sólo  un problema económico, que puede ser compensado -en parte y con paciencia- con ayudas públicas. Alonso destaca que estamos también ante un conflicto emocional, un problema moral, una duda existencial para los pocos que no resignan a abandonar el campo.

 

Potro devorado por los lobos en una imagen de Pedro Alonso
Potro devorado por los lobos en una imagen de Pedro Alonso


El problema de los daños por el lobo es especialmente grave para la cría de caballos, que en Galicia, aunque pueden criarse en semi-extensivo, suelen pastar en montes comunales de cientos de hectáreas. Los potros son una de las presas favoritas de los cánidos porque los lobos se comportan como nosotros en la carnicería del supermercado, seleccionan las presas como nosotros las ofertas, buscando aquellas que aporten más invirtiendo menos. Por eso la abundancia de lobos no será nunca una solución al problema de la sobrepoblación de los más pequeños y peligrosos jabalíes, al menos allí donde abunden los potros.

 

 

Por eso el conflicto es especialmente grave en zonas como A Serra do Xistral, las montañas que separan A Terra Cha de A Mariña, "una zona que si estuviera en un sitio civilizado sería un parque natural". En esas áreas donde se crían caballos desde tiempos inmemoriales, hay montes en los que, dice el experto, a algún propietario le han parido en un año hasta 65 yeguas y en diciembre solo vivían tres o cuatro potros. Los lobos se han comido a la mayoría, docenas de animales. 

 

De hecho, Alonso señala que en algunas comarcas los criadores de caballos tienen su principal cliente no en los mataderos de carne, sino en los lobos. Su principal fuente de ingresos son las ayudas públicas por daños de los lobos. Es decir, crían caballos para cobrar ayudas públicas. 

 

 

 

 

 En menos de una década las presas equinas han pasado de unas 100 al año a más del triple:

 

Reses atacadas por lobo en Galicia segun el informe Infolobo de la Xunta
Reses atacadas por lobo en Galicia según el informe Infolobo de la Xunta

 

Alonso cree que la Administración está comprando implícitamente el silencio de algunos ganaderos, con casos de 30.000 euros de ingresos por daños de lobos en un año.

 

Estas ayudas por daños pueden ser pan para hoy y hambre para mañana. El biólogo señala las dificultades que tienen muchas de estas explotaciones para mantener manadas de yeguas con ejemplares jóvenes y fértiles. 

 

 

 

Con todo, la relación del lobo con el hombre no es igual en toda Galicia. En zonas como O Invernadeiro de Ourense, donde apenas queda ganadería, matan sobre todo sus presas tradicionales, corzos y ciervos.

 

Herbívoros que aún pululan por las montañas del interior, donde el eucalipto no sobrevive. Con todo, en estas zonas, es habitual también que en invierno se acerquen a las aldeas para cazar alguno de los cabritos o corderos en los pocos rebaños que aún se crían. 

 

Pedro Alonso durante su confrencia sobre el lobo en Cariu00f1o
Pedro Alonso durante su confrencia sobre el lobo en Cariu00f1o

 

La demografía es clave para entender el problema económico que provoca la expansión del lobo. Hoy en día la mayor parte de los lobos mueren atropellados o envenenados, mientras antes la mayoría eran víctimas de batidas, legales y a veces ilegales.

 

Alonso se declara "absolutamente contrario" a la "torpeza absoluta" de vetar todas las batidas, criticando especialmente propuestas como la recolocación de ejemplares de unas zonas a otras. 

 

El biólogo crítica que en nueva regulacio´n no aborde el problema de fondo. "No hay una sola frase que apunte a la necesidad de recuperar el equilibrio del medio”, indica. Sí hay “medidas absurdas” que a medio plazo tendrán una víctima que, estima, será la supervivencia del propio lobo. 
 

UNA ESPECIE EN EXPANSIÓN EN GALICIA

¿Necesitaba más protección el lobo? "En los últimos 40 años el lobo aumentó un 50% su área geográfica",  señala antes de recordar que "la situación era favorable" y que en zonas como Cantabria pasaron en una década de tres manadas a una docena.  

 

 

¿Y en el país? Las cifras oficiales dicen que  en Galicia hay 93 grupos, cuando en 1988 se estimaba que había unos 100. Con todo, el experto estima, en fución de sus trabajos de campo, que el censo oficial infrarepresenta la población real. “En la parte norte de Lugo el censo oficial da 12 y nosotros estimamos 23 o 24 grupos”, señala. Su conclusión es que “la situación del lobo es la mejor en los últimos 40 años en Galicia”.

 

Alonso está preocupado por las consecuencias de la nueva norma y la polarización. "En Italia hay vídeos de lobos cazando perros en los pueblos a plena luz del día" , apunta. Reconoce que son vídeos anecdóticos, que se magnifican, pero que están ahí, no son falsos. Son fruto de la expansión del lobo ”en zonas que ecológicamente son un desastre, donde solo puede cazar lo que tiene a mano, como perros”.

 


 Una consecuencia de la nueva norma es el aumento de la caza ilegal, estima. "En zonas donde hay vitalidad social, ganaderos, gente joven, hay resistencia, y eso se traduce en furtivismo". Práctica alegales que a menudo se disfrazan como batidas de jabalí ante la pasividad de algunos agentes forestales de la Xunta. 

 

"Con esta situación de polarización no conozco ningún agente forestal que se atreva a meterse a vigilar una batida de este tipo".

 

En su opinión, los funcionarios empiezan a permitir batidas de lobos tácitamente, para aliviar la enorme presión social en ciertas comarcas. "Si hay áreas con grupos de lobos que hacen daños que no son soportables habrá que determinar cuántos lobos hay que matar, pero con luz y taquígrafos", contrapone.

 

De lo contrario, el científico estima que "dentro de diez años no quedarán caballos semi salvajes en los montes de A Mariña”. Entonces, “¿de qué van a vivir estos lobos? Ahí están ahí los becerros y eso toca más la economía", pregunta, antes de advertir que "estamos adoptando la estrategia de la avestruz".

Lobo ibérico abatido ilegalmente por un cazador furtivo en A Veiga (Ourense).
Lobo ibérico abatido ilegalmente por un cazador furtivo en A Veiga (Ourense).


 

¿Qué medidas preventivas se pueden tomar? Las paliativas como mastines o cercados pueden ser útiles, pero sólo para determinados tipos de explotaciones, de cierto tamaño, dado su coste. Por ejemplo, un cierre de 12 hectáreas en terreno no plano ronda los 40.000 euros.

 

Otra alternativa, que está subvencionando administraciones como la Xunta, son los mastines. Con todo, Alonso apunta que 2 o 3 de estos perros no son rivales para las manadas de lobos. En Galicia es normal que haya manadas con media docena o más de ejemplares adultos.
 

SOLUCIÓN DE FUTURO

¿Dado lo complejo de la situación, cuál es la solución?  Alonso aboga por un cambio legal porque cree que estamos matando centenares de lobos y metiéndolos debajo de la alfombra.

 

Pedro Alonso en un frame de entre Pastores e Lobos
Pedro Alonso en una imagen del documental Entre Pastores e Lobos

 

El experto apuesta por una reforma de la ley de patrimonio natural, la que regula el listado de especies que no se pueden cazar. Incorporaría la opción de controles, la caza regulada de lobos en zonas donde hay muchos daños. 

 

En su opinión, eso contribuiría a que el lobo dejase de arrastrar una imagen tan negativa en muchas comarcas y aliviaría las economías de los granjeros, sin que supusiese una amenaza para la conservación de la especie. Conservación que, a medio plazo, exige la recuperación de los hábitats y de las presas naturales del lobo, subraya. 


 

 

 

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