Galicia se planta contra las macroplantas de biogás: "Ni en tu pueblo ni en el mío"
Decenas de colectivos convocan protestas el 31 de mayo en Lugo y otras localidades de España para rechazar un modelo industrial que consideran contaminante y perjudicial para la salud y el entorno.
Bajo el lema “Ni en tu pueblo ni en el mío”, numerosos colectivos sociales de Galicia y del resto de España han anunciado concentraciones para el próximo 31 de mayo frente al Edificio Administrativo da Xunta de Galicia en Lugo y en otras ciudades y pueblos del país. Estas movilizaciones buscan frenar la implantación de macro-plantas de biogás y biometano, un modelo industrial que, según los convocantes, amenaza la salud pública, el medio ambiente y el patrimonio local.
LLAMADA A LA ACCIÓN
La protesta principal en Galicia está programada para las 12:00 del 31 de mayo en la Rolda da Muralla, nº 70, frente a la sede administrativa de la Xunta. Los organizadores invitan a la ciudadanía, asociaciones vecinales, organizaciones sociales y medios de comunicación a unirse a esta jornada, que califican de “histórica” en la lucha contra estas instalaciones. Según los colectivos, el movimiento responde a una creciente preocupación por los efectos negativos de estas plantas, promovidas como parte de la transición ecológica, pero que consideran una “farsa” que beneficia principalmente a intereses privados.
Los convocantes critican la falta de transparencia y la ausencia de participación ciudadana en la planificación de estas macro-plantas, que, aseguran, se financian con fondos públicos sin generar beneficios tangibles para las economías locales. Además, denuncian que estas instalaciones se diseñan siguiendo estrategias europeas y autonómicas de biometanización, priorizando intereses empresariales sobre los derechos de las comunidades.
IMPACTOS AMBIENTALES Y SOCIALES
Las macro-plantas de biogás y biometano, según los colectivos, procesan residuos peligrosos como purines, lodos, restos de animales y subproductos industriales, generando un residuo conocido como digestato. Este material, que puede contener metales pesados, bacterias resistentes, fármacos veterinarios y nitratos, representa un riesgo para los suelos, los acuíferos y el aire, además de provocar olores desagradables y proliferación de insectos. Los convocantes advierten que estas condiciones podrían derivar en crisis sanitarias y un deterioro significativo de la calidad de vida en las zonas afectadas.
Además, los detractores sostienen que estas instalaciones no cumplen con las promesas de sostenibilidad ni de economía circular, ya que su modelo es “lineal y contaminante”. Lejos de generar empleo o riqueza, afirman que estas plantas causan pérdida de valor patrimonial, reducción del turismo y, en consecuencia, destrucción de puestos de trabajo en sectores clave para las comunidades locales.
EXIGENCIAS CLARAS
Los colectivos demandan medidas urgentes para abordar esta problemática. Entre sus peticiones destacan la paralización inmediata de todos los proyectos de macro-plantas de biogás y biometano, ya estén en tramitación, aprobados o en fase de planificación. También exigen una legislación específica a nivel estatal y autonómico que regule estas instalaciones con criterios técnicos, sanitarios y ambientales, garantizando la participación pública y priorizando el derecho a la salud, al agua limpia y al aire respirable.
Otras demandas incluyen la prohibición de instalar estas plantas cerca de viviendas, la regulación estricta del tratamiento del digestato y la limitación del transporte de residuos a distancias cortas para minimizar emisiones, ruidos y otros riesgos. En última instancia, los convocantes abogan por una transición energética que sea “verdaderamente justa” y respetuosa con el medio ambiente y las comunidades.
CONTEXTO EN GALICIA
La oposición a las macro-plantas de biogás y biometano en Galicia se enmarca en un debate más amplio sobre la gestión de residuos y la sostenibilidad en el sector agrario e industrial. La región, con una fuerte tradición rural y turística, enfrenta el desafío de equilibrar el desarrollo económico con la protección de su entorno natural y cultural. Aunque las autoridades autonómicas y estatales defienden estas instalaciones como parte de los objetivos de energía renovable de la Unión Europea, los colectivos advierten que, sin una regulación adecuada, los costes ambientales y sociales superarán con creces los beneficios.
Por el momento, no se han registrado declaraciones oficiales de la Xunta de Galicia ni de empresas implicadas en los proyectos de biogás en respuesta a esta convocatoria. Sin embargo, la movilización del 31 de mayo promete visibilizar un conflicto que, según los organizadores, afecta no solo a Galicia, sino a numerosos territorios en España que rechazan este modelo industrial.
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