El aceite milenario de Quiroga vuelve tras siglos de silencio

La tradición del aceite de oliva casero en el área de Quiroga es milenaria, al igual que en otras partes de Galicia. Sobre todo en áreas del sur gallego existen numerosos topónimos relacionados al olivar (Oliveira, Olveira). En el caso concreto de Quiroga se conservan dos molinos de origen romano y era tradición que hubiese un molino comunal en algunas parroquias o aldeas amén de particulares que se podían permitir un molino propio. Este aceite se usaba muchas veces para el trueque con otros productos como carnes, trigo y otros elementos. Este intercambio se realizaba sobre todo con comerciantes maragatos. S e trataba de un aceite artesano, triturado en molinos movidos por animales o a veces, por personas, para extraer el jugo de las olivas. Se han conservado variedades autóctonas como “mansa” o “brava”. 

“AL ACEITE LO HACE EL CLIMA”

Jesús Bao es uno de los tres socios de Ouro de Quiroga SL, una iniciativa que han puesto en marcha para sacar adelante una producción heredera de la tradición familiar. “Mi padre elaboraba aceite, usaba un molino situado en Bendollo, una parroquia de Quiroga que intercambiaba por trigo o jamón en Piñeira, Monforte de Lemos". Fue el padre el que sacó la propuesta de cuidar los olivos que ya tenían y aumentar la superficie cultivada para aumentar la producción, todo esto como complemento a unas bodegas de vino. 

La plantación de nuevos olivos (oliveiras) se ha hecho tanto en terrenos propios como alquilados, en total, entre cinco y seis hectáreas. Incluso el propio CSIC ha recogido esquejes para una futura comercialización de las variedades gallegas. Sin embargo, la repoblación que se realiza actualmente en la zona de Quiroga es con variedades autóctonas de olivos centenarios conservados en esta parte de la Ribeira Sacra. 

Manuel Mondelo, propietario de Aceiroga, inició su travesía profesional en el olivar gallego en el 2005, aunque ya existía tradición aceitera en la familia. “Los olivos ocupaban una esquina en las fincas” recuerda Mondelo, pues las familias en terrenos de minifundio solamente podían tener uno o dos árboles en áreas determinadas de las propiedades. Manuel señala que una inmensa mayoría era propietaria de olivares para obtener aceite. 

“Existían dos molinos romanos” recuerda, pero preguntado por qué se mantuvo una tradición casi “ajena” a lo que se considera “agricultura gallega” la respuesta de Manuel Mondelo es técnica. "Al aceite lo hace el clima" y el área alrededor del río Sil mantiene un microclima perfecto para este tipo de árboles y de producción. “No en todas partes” debido a la variabilidad de la orografía pero sí hay lugares mirando al sur donde es posible mantener olivos.

LA NUEVA ERA

En Rebolledo, en otras áreas de Quiroga y otros concellos se ha empezado a plantar olivos, no se podrá competir en superficie con los olivares de Andalucía o Castilla, pero sí se puede obtener un aceite de muy buena calidad. Tal como señala Jesús Bao, las nuevas tecnologías permiten sacar un aceite más limpio y elaborado, de hecho participan en concursos compitiendo con las grandes empresas aceiteras de la Península. Aunque, tal como señala Bao, todavía se están dando los primeros pasos. 

Manuel Mondelo adquirió su primer molino moderno en 2005 pero la producción y la rentabilidad es lenta. “Un olivo tarda como poco unos veinticinco años en estar preparado para dar aceitunas”, señala Manuel. Para ampliar su producción necesita esquejes y estos se obtienen mediante el corte de algún olivo ya muy centenario. Se deja un “pie” de unos veinte centímetros sobre el suelo y de ahí nacen los “fillos” o esquejes que serán las futuras plantas olivareras. 

En cuanto a la recogida de la aceituna, Bao señala que no se puede tomar la que ha caído al suelo directamente. “Los vareadores realizan la labor de sacudir los árboles con la aceituna verde y esta cae en una red” y ese es el fruto que va a parar a los molinos. ¿Y a dónde va a parar el aceite gallego de nueva generación? 

Sobre todo va dirigido al mercado gourmet y en su mayoría se distribuye por Internet. Suelen ser botellas de 250 y 500 mililitros. El precio depende de la clase de aceite, si es plurivarietal, diversas clases de oliva, o si es de una sola categoría. En tal caso se suele mover a partir de los 18,50 euros el litro de aceituna autóctona y los 13,50 el litro de plurivarietal. 

De todas formas, no se puede decir que se haya consolidado una industria aceitera pero sí se están dando los primeros pasos por lo menos para un nicho de mercado concreto. Los productores reclaman, eso sí, más ayudas para fomentar el crecimiento y rentabilidad de la producción, sobre todo en lo referente a maquinaria y mayor protección del cultivo.

En el momento en que se contactaba con los empresarios que aparecen nombrados en este reportaje, la zona de Quiroga y otras aledañas estaban sufriendo los envites del incendio de Larouco. Por lo que nos habían transmitido, el fuego había afectado a algunos olivos pero en su inmensa mayoría se habían podido salvar.